Vaciar la heladera, guardar cosas que estén dando vueltas por la casa, lavar la ropa sucia que quede, guardar la ropa limpia, desarmar la cama, limpiar la casa, regar las plantas, comprar productos cosméticos faltantes, chequear los documentos y pasajes y armar las valijas.
Elegir ropa para todo el día, ropa por si hace frío, ropa por si llueve, calzado que sirva para varias superficies, aros por si salimos a cenar, un poco de maquillaje por si ocurre el milagro, ese vestido que solo sirve para la playa, ese pantalón que guardamos durante todo el año porque apenas nos entraba, preparar el mate, algún par de libros con los que no te enganchaste y pensas que en otro ámbito sí te van a gustar y, si el viaje no es en avión, siempre vienen bien unos sanguchitos para distraer a la panza.
Cuántas cosas hacemos antes de empezar a descansar. Es como si estuviéramos por vender todo para irnos a la mierda. Si tenemos gato o perro, tenemos que encontrar a alguien que sea tan amable de pasar a darle de comer, con lo cual también vamos a hacer un nuevo juego de llaves, porque tantas copias no hay.
Y si nos ponemos a hacer cuentas de lo que gastamos en bijou, alimento extra para la mascota, el pan y el fiambre para los sanguchitos, el bronceador, el shampoo y el acondicionador en tamaño medio para la valija, un desodorante nuevo para que no se nos termine, ese esmalte que se usa este año y el repelente "por si los mosquitos", ya nos damos cuenta de que las vacaciones nos van a dejar con los bolsillos vacíos.
Pero a mi me pasa que siempre encuentro un justificativo para los gastos por demás durante las vacaciones. Las esperamos tanto y se van tan rápido, que si necesito esas pulseras para que me hagan juego con la malla…. y bueno, me tendré que sacrificar!
Cuando vuelva, renovada, con un color lindo en la piel y quizá con un par de kilos más, putearé por la plata que gasté al pedo en esas pulseras que no usé y que no pienso usar nunca y haré cuentas y tardaré el mismo tiempo que el que estuve panza arriba en reacomodarme, lavar la ropa, guardar las cosas en su lugar, quitar la mugre de todos los rincones, pagar las cuentas, llenar la heladera, ponerme al día con mis amigas y la rueda volverá a girar.
Por ahora, estoy en la largada y todavía no sonó el silbato que me habilita a largar. Estoy ahí, ansiosa, parada mirando a mis costados, con las valijas arriba del sillón, la tele de fondo, el ventilador prendido, la gata dando vueltas por ahí, las plantas regadas y toda la alegría contenida en el pecho. Cuando suene el timbre, habré comenzado mis vacaciones. Lo que pase después ya es otra historia y estaré aquí para contarla cuando vuelva. No me extrañen, me estoy yendo pero voy a volver con mil cosas para compartir. Adiosssss!
1 comentario:
Que disfrutes a full!!!!!!
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