Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

jueves, 10 de febrero de 2011

Cómo me cuesta lo femenino!

Nunca estuve preparada para enfrentar un bolso porta cosméticos. Siento cierto vértigo al abrir ese pequeño contenedor de brillos -muchas veces rotos-, cremas, hebillas y algún dentífrico.
La sola idea de meter la mano y sacarla toda embadurnada me tira para atrás y prefiero lucir mi cara al natural. Es muy raro que me maquille, o tengo una reunión importante y me tengo que calzar el traje, o tengo una fiesta elegante y no puedo evitar su uso. Fuera de esas dos posibilidades, me olvido de la existencia de las "pinturitas".
Pero, cuando lo hago, me pongo tan poco maquillaje que casi no se nota la diferencia. Sé que automáticamente después de haberme maquillado voy a estar restregándome los ojos y puteando, porque me acuerdo tarde que me he maquillado. No lo puedo incorporar a mi lado femenino.
Tampoco soy demasiado dedicada con el pelo. Desde que me hice un corte cómodo hace dos meses, me peino en la ducha y que el clima decida qué peinado me queda bien. Apenas si uso un par de clips y, en caso de humedad, me lo ato, pero no mucho más que eso.
Lo que sí estoy aprendiendo es a cuidar mis uñas. Hace como 10 años me las pintaba de violeta o negro. Ahora estoy entre el rojo y el verde esmeralda, intercalando. No son colores para una persona como yo, que trabaja en un lugar como en el que yo trabajo, pero ya sabemos todos que a mí eso me chupa un huevo. Sigo la misma línea con la vestimenta (me pongo lo que se me canta, salvo que nos visite algún ejecutivo internacional) y con los accesorios, que también son escasos en mi vida. Ahora, cuando los uso ¡agarrate, porque no se salva nadie!
Desde la adolescencia y vaya uno a saber por qué raro rechazo al nombre “Claudia”, utilizo esa gracia para mencionar algo que me parece mersa. La expresión exacta es “Es re Claudia”.
(¡No puedo creer que esté revelando algo tan íntimo! Por otro lado, confío en que sabrán guardar mi confidencia. ¿Confío?.....)
Como les decía, que algo sea “re Claudia” es sinónimo de mi percepción de lo mersa, de lo grasa, de lo que queda mal por mal gusto nomás. Durante toda mi edad adulta, que es poca pero existe ya que soy una pebeta, he evitado los aros colgantes.
Este año me volví “Claudia” y me compré un montón de pares de todas las clases y colores! Quisiera ser una “Sofía”, algo más refinado y femenino, pero por más aro colgante que le pongo, a lo más que me arrimo es a una “Claudia”.
Olvidate, lo poco que haga por mi femineidad, lo echo a perder con alguna torpeza o combinación errónea. A mí no me hace mucho, de hecho soy fácilmente identificable por la combinación de colores de más que hago o por usar combinaciones de cosas que no son combinables.
Y en cuanto a la torpeza, sobran las explicaciones luego del capítulo de la pileta. Hoy me gasté una fortuna (siempre quise decir algo así) en una peluquería a la que fui a hacerme las manos y los pies. Debuté, era virgen, no sabía cómo era y hoy lo descubrí!
Pero fui precavida y le consulté a la manicura: “¿cuál es el mínimo de tiempo que me pueden durar prolijas?” Porque sabía que antes de llegar a la calle me iba a cagar una uña.
La verdad es que me sorprendí a mí misma, duré casi hora y media hasta que le dí de lleno con el pie al escritorio de mi jefa y me cagué la uña del dedo gordo. Así que, me la pinto con liquid paper (que no me auspicia, pero bue…) total para mañana ya voy a tener dos uñas quebradas y el esmalte corrido… No hay caso, no nací para ser “Sofía”, así es que intentaré algo que no esté tan cerca de “Claudia” pero que tampoco se tire para el “Roberto”. Una “Ana” estaría o.k.


1 comentario:

Lola dijo...

No creas que sos la única "Claudia" que anda dando vueltas por el mundo.
Cada tanto hago el amague de maquillarme un poco y no sé por qué pero siempre termino con el rímel corrido y pareciera que llevo días sin dormir porque parecen ser ojeras.
Es lindo encontrar una persona que sepa poner en palabras lo que se siente no ser una Sofía.
Y con respecto a las que se producen tanto para salir a la calle suelo preguntarme si no disfrutan el placer de dormir. Ni loca pongo mi despertador una hora antes para arreglarme para ir al trabajo.
Te leo mañana =)