Una conversación ¿interesante? con la que me topé ayer y que me pareció divertida…
Ayer viajé en subte de vuelta del trabajo. Tenía varias cosas que hacer e iba a volver a mi casa alrededor de las 21 hs. Siempre que tomo el subte a eso de las 18.30 hs espero, como todos los demás, en fila frente a la puerta imaginaria del subte que aun no se estacionó en la primera estación de la línea. Mientras espero, planeo cómo voy a “empujar” por descuido a la persona que tengo adelante (si yo no soy la primera de la fila) o cómo voy a lograr esquivarla para ocupar un asiento y viajar 12 estaciones sentada. Veo que no soy la única que elucubra estas cuestiones, se ve que somos muchos los que no tenemos muchas cosas en las que pensar a esa hora o que estamos demasiado cansados para viajar parados. Lo cierto es que nunca falta la conversación vía celular en mi nuca y es inevitable seguir lo que una de las partes le dice a la otra (al receptor de la conversación no lo escucho, salvo que usen uno de esos teléfonos con “brip”).
En el caso del día de ayer, una chica se ubicó detrás de mí, a la espera de la llegada del tren, mientras charlaba con una amiga (estimo). Le decía “no te preocupes, hay distintas clases de amigas. Algunas nos acompañan en ciertos momentos de nuestras vidas y a ellas solo podemos contarles determinadas cosas”. “Já”, pensé yo, “…ni que me estuviera hablando a mí”. Me entusiasmó el tema, así es que me quedé escuchando. Subí al subte, pisé a alguien y pedí perdón, me senté en el asiento al lado de la puerta y ¡oh, sorpresa!, la chica que hablaba por teléfono se sentó al lado mío.
Siguió hablando con su ¿amiga?, pero ya de un chico con el que su amiga (el receptor) había salido. Le preguntaba cómo la había pasado, le decía que lo importante era que no se presionara (lo que a mí me resultaba una presión por parte de la chica del subte), que disfrutara y que más adelante vería en qué se convertía la situación. Me pareció trillado todo lo que le decía, “ha muerto la originalidad del discurso” pensé, pero seguí escuchando. A esta altura éramos varios los que seguíamos atentamente la charla. Luego preguntó “¿fuiste al médico?” y al rato agregó “menos mal, porque la verdad que decirle al flaco en la primera cita que te compre toallitas es tú mach!” y ahí me salió la víbora de adentro y pensé “¿Por qué carajos la gente usa frases que se ponen de moda, sin saber qué significan y peor aún, sin saber pronunciarlas como corresponde?”
Finalmente, ya en una de las estaciones en las que se corta la comunicación, la chica del subte le preguntó a su ¿amiga? con mucha insistencia y a los gritos: “¿desempolvaste la cueva?” y la ¿amiga? no la escuchó…. “¿desempolvaste la cueva?” y nada…. “¿desempolvaste la cueva?” con una mano tapando su boca para concentrar la voz en el parlante del celular. Y se cortó la llamada. A los 5 segundos el celular volvió a sonar y la chica del subte atendió diciendo “Sí, se cortó, justo te estaba preguntando si desempolvaste la cueva” y nuevamente “si desempolvaste la cueva!!!” A esta altura yo tenía ganas de agarrar el celular y decirle a la ¿amiga?: “Si garchaste nena, quiere saber si lo hiciste con el flaco!!!”, pero me contuve y dejé que siguiera hablando. Y agregó “¿y sabe dónde buscar?”….. pobre interlocutora, tener que aguantar a la chica del subte con preguntas tan poco elegantes, sobre todo teniendo en cuenta que ninguna de las dos sabe en qué se puede convertir ese flaco el día de mañana y en donde puede quedar la relación entre ellas con el paso del tiempo. Tanta intimidad divulgada en un vagón de subte, tanta gente al tanto de que la ¿amiga? desempolvó la cueva, ¿cuántas veces habré sido yo esa amiga? Mejor ni pensarlo.
El subte llegó a la estación 12, me bajé y ahí quedó la chica, jugando a un jueguito del celular, sabiendo que su amiga había desempolvado la cueva.
1 comentario:
desempolvaste la cueva??? jajajaja
porqueeeeeeeeeeeeeeeeee preguntamos esas cosas en culquier lado??? es charla intima no charla de subte!!!! pero las veces q lo hacemos...incontables...
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