No es una noticia de primera plana de diario el hecho de que la gente crea que la guita te hace más o mejor. El dinero se compone de pedazos de papeles con distintos números que, conforme nos enseñaron en el colegio, tienen un valor superior a medida que aumentan los dígitos.
Entonces tenemos un par de papeles en el bolsillo que en el mejor de los casos conseguimos por entregar 9 de las 13 o 14 horas diarias que le brindamos a algún hijo de puta (o no) que hace lo que le gusta durante esas horas y los usamos para cambiarlos por cosas que nos hacen falta.
El hijo de puta (o no) se va a jugar al tenis, vos le sacas el laburo atrasado que después presentará ante su superior alardeando lo que no sabe ni ha resuelto y él, a cambio, decide que eso tiene un valor de 100 papeles.
Te da los papeles a fin de mes, porque primero necesita asegurarse de tu rendimiento y entrega de unas mínimas 45 horas semanales y vos salís a cambiarlos. Por lo general primero pagas los impuestos, esos aportes que tenes que hacer como consecuencia de formar parte de una sociedad, esa… llena de gente que te rompe las bolas y te complica la vida. No vale la pena analizarlo demasiado porque donde pensas un poco más allá, te queres cortar las bolas.
Después compras alimentos para consumir y tener energía para aguantar 9 horas diarias explotando tu capacidad en algún cuadrado de 3 x 3 o 4 x 4. En ese cuadrado estarán a diario todos esos seres a los que tanto queres y que ya he descripto antes, muchos de los cuales reciben más papeles que vos y seguramente no hacen ni la mitad. Pero acumulan más papeles. Ellos quizá no usan los papeles para pagar el vale de vivir en sociedad. Quizá los usan para comprarse un perfume importado o para pagarse unos pasajes a un lugar de descanso o para ir a juntar energías a un restaurant.
Ellos, los que tienen más papelitos que vos, son los mismos que creen que más papelitos es directamente proporcional a más viveza, a más capacidad, a más conocimiento, a más “calle”. Son los que entran canchereándola a un lugar con mucha gente y cuentan que acaban de comprarse un súper auto para ir a sentar sus culos a una silla igual a la tuya, para pasar la misma cantidad de horas que vos explotando su capacidad (o no, jaja) para juntar papelitos para terminar de pagar las cuotas del súper auto. Y a vos te salió menos de un papelito llegar al trabajo, entonces no entendes en dónde está la "viveza" del otro.
Son los que no saben ni escribir champagne, pero se jactan de tomarlo porque es caro, requiere del cambio por muchos papelitos para su consumo y les hace creer que champagne es igual a “mejor”, “con más clase” o “más vivo”. Lo triste es que hace más de 10 años se terminaron los 90' y el alarde ese te delata la edad, lindo.
Esos también son los que te la cancherean con algún lugar en el que se comieron el mejor bife de chorizo por alrededor de 80 papelitos y vos con menos de 10 te comiste flor de pechuga de pollo en tu casa.
Ahora bien, el origen de la proporcionalidad debe tener una razón de ser. No puede ser que la creencia de “más" y “mejor” sea únicamente por la cantidad de papeles que tenga en el bolsillo.
Lo que sí es claro es que en este tipo de personitas copadas, la riqueza de papeles es inversamente proporcional a la de espíritu. Son tan pobres que necesitan hacerse de muchos papelitos para sentirse bien. Y no la ven, son tan esclavos del sistema como nosotros y cada día se esclavizan más, porque quien más tiene más mantiene.
Yo lo pensaría dos veces la próxima vez que me quiera hacer el poronga porque me gasté 800 mangos en una cena... Al final, más calle tengo yo, que no me alcanzan los papelitos para comprarme el auto y me tengo que ir caminando al laburo. ¿Alguien tiene monedas?
2 comentarios:
Genial!!! Y tengo toda la razón!!!
Coincido con Elena, sin conocerla.
Sencillamente GENIAL!!!!!!!
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