Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

viernes, 22 de abril de 2011

Los vecinos

Así como los compañeros de oficina, los vecinos forman parte de una raza muy antigua, que parece no extinguirse.
Estoy convencida de que cualquier relación debe tener una base sólida en el respeto, por eso siempre pongo el ejemplo de los vecinos para que quede claro lo que es una relación respetuosa y digna de conservar.
La mayoría de quienes vivimos en grandes ciudades habitamos departamentos. Los departamentos se encuentran en edificios. Por lo general, los edificios están formados por varios departamentos por planta, por lo que con mucha suerte - de la buena- tendremos la posibilidad de tener muchos vecinos y por ende, muchas anécdotas para contar.
Existen varias clases de vecinos y quiero aclarar que todos, absolutamente todos, molestan. Están los jóvenes estudiantes, una raza de la que alguna vez  formé parte. Los vecinos estudiantes tienen los horarios cambiados; se levantan muy temprano o se acuestan muy tarde. Casi nunca estudian solos, lo que permite al resto de los habitantes del edificio poder adquirir los conocimientos que esos estudiantes adquieran, ya que repiten una y otra vez la lección, mientras escuchan música e intercalan con las experiencias vividas el fin de semana. Suelen no encontrarse en el departamento los fines de semana porque se vuelven a sus ciudades o porque se van de joda. Así es que sábado y domingo podríamos descansar.
Pero no, la vieja molesta que pone la radio de tango a todo lo que da, nunca falta. Abre las ventanas bien temprano y pone la bendita radio, que suena todo el día y se confunde con los flashes informativos de crónica. De ese mismo departamento surge el olor a aceite quemado y a sopa vieja en invierno.
Está la pareja sin hijos que instaló hace dos años el aire acondicionado y todavía pide disculpas cada comienzo del verano y promete arreglar la pérdida de agua que cae en tu ventana día y noche.
También están los atrincherados del piso de arriba, de cuyo departamento sale un olor a rancio insoportable y a los que solo se escucha de noche. No abren la puerta a nadie y no se sabe qué hacen, pero a la noche se escuchan ruidos en la cocina, a cualquier hora.
La vecina con hijos chicos es un mal que padecemos todos. A pesar de no querer tenerlos, nos hacemos parte de cada etapa del bebé; desde su nacimiento y las interminables noches de llanto, hasta sus primeros pasos y los gritos insoportables de la madre, porque ya no aguanta a su hijo.
No dejemos de mencionar a los vecinos familiares, que tienen más de un departamento ocupado en el mismo edificio y van y vienen todo el día, corriendo por las escaleras y gritando como si vivieran en una casa en el medio del campo.
Si, también está la vecina del perrito histérico que no para de ladrar en todo el día y la desalmada del perrito encerrado que se la pasa llorando.
La chusma está siempre a la orden del día, abriendo su puerta cada vez que escucha un ruido y al tanto de la vida de todos.
SI tenemos suerte, el o la encargada tendrá un mínimo de onda y tendremos un punto a favor para que nuestra convivencia sea más amena. Pero son muy pocas las ocasiones en las que eso sucede y además, los encargados nunca fueron mi fuerte.
No me olvidé, en absolutamente todos los edificios está la señora que tiene alguna especie de alergia rara y nos sorprende con sus estornudos que asustan y dan ganas de huir lo antes posible.
La basura se saca a cualquier hora, no importa que eso implique cagarse en el vecino de al lado, si total cerramos la puerta y que el vecino se banque el olor a podrido. Ah, y tiremos todo lo que podamos al que vive en planta baja, si de todas maneras no necesita el patio, que cuelgue su ropa adentro.
Y por supuesto, el olor a desodorante de ambientes, a desodorante corporal, a cualquier tipo de comida, a cigarrillo, los ruidos de todo tipo y los pasos que se sienten en tu cabeza, forman parte de este paraíso creado en el siglo ¿XX? que se llama propiedad horizontal, en la que impera el respeto, la cooperación y la comprensión por el otro.
Por eso en este momento tengo la música a todo lo que da. Si yo no puedo dormir, ellos tampoco!!!!

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