Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

martes, 10 de mayo de 2011

La próxima vez, que vaya otro...

Me ofrecí a comprar unas entradas para un espectáculo. Salí caminando en mi horario de almuerzo, despacito y por la sombra, con la convicción de que ningún otro ser humano iba a ir a comprar entradas en el mismo horario que yo. Siempre repito ¡cuánta gente tuvo la misma idea!, sobre todo cuando me sorprendo como ese día, en una fila de más de una cuadra. Me siento una estúpida porque estuve hablando 40 minutos por teléfono con mi hermana y frené en el camino para eso, cuando podría haber estado esos 40 minutos hablando desde la fila y no siendo testigo de conversaciones ajenas, como de costumbre.
Pero ya estoy en la fila y veo que delante de mí hay aproximadamente 20 personas y detrás varias, pero no me tomo el trabajo de contarlas porque soy egoísta y no me interesa cuánto más tengan que esperar los que me siguen.
Lo que sí puedo distinguir es la edad aproximada de la gente que me rodea, por delante y por detrás. Estoy rodeada por 4 chicas, las dos de adelante tienen unos 20 años y las dos de atrás no llegan a los 15.
Las de adelante me enternecen, llevan un papelito con la ubicación y el precio de las entradas que van a comprar. Sospecho que todos nos hacemos la misma pregunta “¿Ésta fila es toda para el mismo espectáculo?”. Yo creo que no, ni estas jovencitas ni el vejestorio de más atrás van a ver el espectáculo de alto impacto que, a mis treinta y pico, pretendo ver yo.
Se ve que mi pensamiento es fuerte o se escucha, lo cual debe preocuparme porque tengo pocos buenos pensamientos, sobre todo de la gente -en general- que me rodea (y en particular también). Digo que el pensamiento debe ser fuerte, porque enseguida la pequeña que está parada detrás de mí y que no para de hablar, esboza un: “Che, boluda, ¿ésta fila es toda para lo mismo? Me da que estoy esperando para comprar la entrada para Luis Miguel y me muero…” y le sigue a eso un “jajaja” de su pequeña amiga.
Sonido de disco de pasta que se frena con el dedo del dj:
¿Jajaja? ¿Cuál es la gracia de que alguien vaya a ver a Luis Miguel? ¿Cuántos años tenes mocosa insolente? Mejor dicho: pendeja de mierda, vos también vas a tener 30 años!
Se me congelan las manos... del frío que hace y no por lo que dijo la pendeja. Me quedo como tildada, pensando: ¿Tan así de vieja soy? Y me consuelo escuchando a los que, unos pasos más atrás, hablan muy entusiasmados de Michael Bolton y de cuando, en el 83’, lo fueron a ver con los padres. Tan atrás no llego en el tiempo, pero a Luis Miguel lo fui a ver hasta hace no muy poco. Entonces quiero escuchar más y quiero ver a las culpables de mi futura depresión. Me doy vuelta y las miro de lleno; dos pendejitas rubias, con sus billetes de 100 pesos hechos un bollito en la mano, hablando de cosas de nenas y riéndose de nosotros, los viejos que alguna vez vimos a Luis Miguel. Me desespero por saber qué van a comprar, a quién quieren ver. No conozco a nadie, ni sé quiénes van a estar, porque la fila es para todos los espectáculos pero no sé dónde está la cartelera de espectáculos. Sé que los de más atrás van a ver a Michael Bolton y sé que va a haber un espectáculo de Disney, pero las pendejas son grandes para eso. Dicen que la entrada sale 220 pesos y que una chica se va a venir desde Ushuaia sola, que se va a pagar el hotel y va a venir a verlos. Tiene que ser una banda. Dicen que muchas van a ponerse las carpas unos días antes de que vengan, que ellas si no llegan a conseguir entrada se pagan una habitación en el mismo hotel, para verlos y yo pienso: Pobres padres, qué terrible la adolescencia, en el 99 % de los casos te vuelve un boludo durante casi 10 años. Avanzamos, ya hace media hora que estoy ahí y no consigo averiguar nada. Darme vuelta y preguntarles sería demasiado fácil y la fila se volvería interminable luego, porque me falta bastante para llegar a la boletería y no tengo otro entretenimiento.
Llegamos a la cartelera; leo y escucho atenta. Las pendejas van leyendo cada espectáculo y opinan. “Disney, jaja, qué pavada… Mi- cha- el, ¿quién es Mi-cha- el?" Y luego intentan decir “pulman” pero les sale “purman” y se ríen. No saben ni decir la ubicación que eligieron para  ver un espectáculo que sigue siendo un misterio y acaban de cagarme la poca esperanza de juventud que tenía!
Señores legisladores, en lugar de discutir el presupuesto, la tala de árboles o los subsidios a la educación, ¿Por qué no reformar el Código Penal? ¡Que a uno le refrieguen en la cara su envejecimiento es un delito!
No quiero escuchar lo que opinen de mi espectáculo, no!!!!!!!!!!!!!!... Ufff, no dicen nada.
Hasta que veo en el televisor que venden entradas para “McFly” y ellas leen y gritan y yo pienso: ¡¡¡Sí, lo conozco!!! Sí, el que hace los ruidos tipo robot y parece que estuvieras viendo lo que te cuenta de las películas y parece que estuviera hablando con un walkie talkie! El que tiene el micrófono incorporado, que actuó en alguna peli de Emilio Disi, lo vi en la tele, lo conozco, no soy vieja!!!!
Pero no entiendo, esas pendejas viendo ese espectáculo. ¿Estará bueno? ¿Saco una entrada? Finalmente llego a la boletería, compro mis entradas, ellas compran sus entradas y se van haciendo un gritito histérico al unísono.
Yo ya tengo mis entradas y he recuperado parte de mi juventud. Yo he ido a ver a Luis Miguel, pero ellas van a ver a McFly.
 Unos días después recuerdo el episodio y me meto en internet. Para mi horror, para la muerte de una parte de mi corazoncito descubro la cruda verdad: McFly es un grupo de pendejos que canta alguna pelotudez que le gusta a las pendejas insoportables como las que estaban atrás mío ese día. Mc Phantom es el boludo que hace los ruidos con el micrófono incorporado y con el que yo creí que recuperaba mi juventud. Esta tarde vuelvo a casa dispuesta a tirar todos los CDs de Luis Miguel. Y nunca más me ofrezco a volver a comprar entradas, que vaya otro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jjajajjajajajja
quien corno es mc fly???? jajajajaja
che, q yo estoy en los 20 aun y amo a Luismi, mas respeto che!

Anónimo dijo...

jajajaja, que bueno, como le erraste!!
Aguante Luismi, vos lo escuchaste en un tiempo no tan lejano, pero cuando yo lo oí por primera vez, sólo lo conocía yo y la mamá.jajaja