Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

martes, 25 de enero de 2011

La Tana Ferro

No solo mi familia, sino que también mis amigas sostienen que soy la Tana Ferro. La Tana Ferro es la protagonista femenina de “Un novio para mi mujer”. Creo que desde que me dijeron que era la Tana Ferro, he visto cientos de veces esa película.
Y no lo puedo creer, soy la Tana Ferro. Pero, ¿cómo no serlo cuando el mundo conspira para que así sea?.
Una situación que, para quien haya visto la película, es clara expresión de la conspiración a favor de la “Tana Ferro”.
Llego al trabajo, la noche anterior me peleé con mi novio por pavadas (él no quiere lavar los platos, yo no quiero que haga zapping, el no quiere irse a dormir, a mi me molesta el reflejo del televisor en la pared trasera de la cama, él cree que miento cuando digo que veo el reflejo del televisor con los ojos cerrados, yo le digo que lo veo y que no tengo forma de comprobarlo, pero lo veo, etc, etc, etc.)
Mis compañeras tienen hijos, algo que me deja en clara desventaja a la hora de conversar y que me hace infinitamente feliz porque NO CONVERSO a la mañana, por lo menos hasta que no esté completamente despierta y tenga algo interesante para decir.
Entonces una de ellas le pregunta a la otra: “Y ¿cómo está tu hija de la pancita?” Aclaro que la utilización de diminutivos cuando de niños se trata, no hace que las situaciones se vuelvan más conmovedoras ni más dulces.
Y la madre de la “criaturita” contesta: “Bien, mejor. Ahora hace la caquita en forma de bolita. Ayer era medio blanda, pero por suerte hoy es más durita”.
“Qué bueno, dale de comer arroz”
“Sí, porque estos días hacía agua y devolvía todo lo que se le daba”.
“Si, al mío le pasaba, no dormíamos en toda la noche porque iba a cada rato pobrecito. Se deshidrataba! Agua hacía…”
Mientras escucho todo esto, a las 9.20 am de un día cualquiera, intento tragar el sorbo de café y pienso “encima usa la palabra devolver, como si le hubieran estado dando ¿paquetes? a la nena”.
Y digo yo una cosa, ¿dónde quedó mi derecho a tomar un café sin tener que escuchar el tamaño y el color de la caca de una nena que no es mía?
Si yo no tengo hijos, ¿por qué tengo que tolerar las aventuras de los ajenos en el baño?”.
¿Cómo no ser la Tana Ferro cuando te pasan estas cosas? ¿También me quieren contar cuántas veces van por día, cómo les limpian el culo cuando dicen “ya está” desde el inodoro y cuanto dura el proceso de recuperación de gastroenteritis?
Lo único que yo quiero, es desayunar en paz!!!!

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