Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Para qué mierda existen los vecinos?

Antes que nada y aunque no hace falta aclarar, quiero dejar por escrito que odio a los vecinos, no importa de qué departamento sean. Los odio a todos. Dicho esto, va la anécdota.
Estoy sola en el departamento. Son casi las diez de la noche y me pongo a cocinar, aunque sé que no voy a cenar porque no tengo hambre. Guardaré la comida para el día siguiente. Saco las verduras de la heladera, las lavo y justo cuando voy a clavar el cuchillo en la primera cebolla limpia, suena el timbre. Qué raro, no espero a nadie nunca y menos un miércoles a las 10 de la noche. Voy hasta la puerta y pregunto quién es. Me responden “del 15”. En mi edificio los departamentos están identificados con números en lugar de letras. No recuerdo quién es del 15. Miro a través de la cerradura y solo veo un antebrazo apoyado en la puerta. Qué descaro, apoyar el brazo en mi puerta. Retiro la mirada y vuelvo a mirar y pienso que quizá no hay nadie del 15 allí afuera y que no bien abra la puerta pueden entrar a robarme. Entonces retrocedo, dejo el repasador en una silla, pongo el televisor en mudo y cierro la puerta de mi dormitorio, supongo que porque no sé qué hacer. Camino nuevamente hacia la puerta y vuelvo a preguntar quién es y me responden nuevamente “del 15”. No sé quién carajo es del 15, así que pongo la traba de la puerta y abro, pero la puerta queda entornada y mi corazón late a 2000 por hora. Parezco una anciana de barrio. Veo que es el pesado del 15, así que quito la traba y abro. Ya recordé que el tipo da vueltas y vueltas y vueltas al hablar, así es que inhalo y le pregunto qué necesita.
Me cuenta que una prima no fue a una oficina a hacer algo que tenía que hacer y que ahora le dicen que tiene 10 días…. “¿10 días para qué?”, le pregunto. Otra vez comienza con el relato, mientras sostiene un papel en su mano que por momentos me muestra y por momentos dobla. Pero no es claro, me cuesta entender por qué sorete tengo que estar en short, remera y ojotas, hablando con un pelotudo en la puerta de mi casa un miércoles a las 10 de la noche. A ver, yo estaba tranquila en mi casa a punto de cortar una cebolla, ¿por qué mierda abrí la puerta? Me podría haber hecho la muerta, estoy en todo mi derecho porque en mi casa hago lo que quiero y eso incluye no abrir la puerta de entrada!
Ok, inhalo nuevamente y le pido que me explique qué sorete necesita la prima. Entonces otro relato confuso donde me dice que tiene 10 días y le preguntó para qué tiene 10 días y finalmente logra decirme que la prima no obtuvo la residencia y que necesita que Migraciones reconsidere su pedido, para lo cual tiene 10 benditos días y (el cree que) tiene que “escribir una carta”. La carta en realidad es lo que en nuestro país se llama un “recurso de reconsideración” y este tipo que me rompe las pelotas pretende que yo lo haga ‘de onda’. Como no me lo dice directamente, le pregunto ‘y vos ¿qué querés que haga yo?' Y el responde “vos ¿podes escribir la carta?” y yo le digo “no, yo no puedo, porque yo no me dedico a esa rama. Pero te puedo recomendar un lugar donde te van a asesorar y te van a ‘escribir la carta’ gratis”. Mientras intento entender cómo existe gente con la cara tan dura, le explico que el lugar que le estoy recomendando es un centro de asesoramiento jurídico gratuito y que la prima puede ir sin problemas y él, mientras hace cara de disgusto y desinterés, intenta retroceder en los 10 centímetros de pasillo que lo separan de la pared. Y yo me siento la más boluda por estar perdiendo mi tiempo con un pesado desubicado que, encima, se digna a rechazar mi alternativa para su puta prima. Me dan ganas de decirle “si no decile a tu prima que se vuelva a su país y ándate vos con ella y asunto solucionado” pero me contengo, porque supongo que en cuanto le dé los datos, se va a ir.
Groso error. Me pregunta si al lugar que le estoy recomendando lo llaman “multi algo..” y yo le contesto que no, que en el lugar que le estoy recomendando yo trabajé 3 años, que los profesionales son excelentes y que lo van a poder ayudar y me cuenta que antes consultó con alguien más (un anónimo parece) y que lo envió a un centro barrial. Bien, me encanta como la gente tiene menos información que el envoltorio de un chicle.
Cuando le devuelvo su papel con la dirección, días y horarios de atención apuntados, me dice “vos sabes que yo tuve un problema en mi comercio” y comienza a relatarme el problema que me importa 3 pelotas y que me recuerda por qué nunca debí abrir la puerta. Es que, ¿acaso pegaron un cartel en mi puerta que invita a todo el mundo a que le solucione los problemas?. Me cuenta 4 veces lo mismo y vuelvo a decirle que yo no puedo ayudarlo en eso porque ‘no es mi rama’ y le sugiero que se vaya con la prima. De paso, me dejan de romper bien las pelotas a mí, ¿no?
Y me mira, se queda ahí parado y me mira y me dan ganas de pedirle que dé un paso hacia adelante, así yo cierro la puerta con toda mi fuerza y le vuelo la nariz de la jeta. Hasta que empiezo a entornar la puerta, en señal de “tengo una vida y la quiero seguir disfrutando”. Se da cuenta y me dice “me voy”. Aleluia, era hora!!! Y cuando cierro la puerta, ya dentro de mi casa, recuerdo quién era este tipo.
Es el hijo de puta que cuando, hace un año armé una reunión de vecinos y pedí firmas para poder cambiar la administración, porque la que todavía está no quiere pagar un gasto que le corresponde, se hizo el pelotudo y no quiso firmar ni participar de nada.
Ojalá vuelva a tocar el timbre pronto, así me escucha él a mí y nunca más vuelve a romperme las bolas. Odio a los vecinos!

2 comentarios:

Nat dijo...

Pués, como decimos en mi casa, "Más marica tu, que un miércoles a las 10 pm abres la puerta!" Jajaja! Y que no te hayas acordado de que ese mismo era el idiota... no no no, estás pagando un karma, ja ja! A nosotros nos llegan monjas a ofrecernos la palabra del señor. Luego de 4 despedidas gentiles y decentes, terminé por decirles que me dejaran tranquila, que dios no existe y que yo estoy de todos modos camino al infierno. Ya llevo 6 meses de soledad, sin monjas. Ja ja!

Irónica dijo...

Buenísima respuesta!!! Si no entienden por las buenas, entenderán por las malas! Que te dejen tranquila, que Dios no existe y que, aunque exista, nos vamos al infierno!!! jajaja