Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Qué lindo que llueva!

Los días de lluvia nos invitan a acurrucarnos, a pensar en estar en casa, en la cama, solos o con alguien, mirando alguna película, leyendo o durmiendo. Son ideales para un encuentro romántico. El agua de lluvia en otoño nos da sensación de bienvenida al frío y en verano,  nos invita a salir a mojarnos sin que nada importe y somos felices al percibir el olor a pasto fresco.
Bueno, ahora imaginate que el disco de pasta o el cd en manos de un DJ se vuelve para atrás, como en señal de freno de la voz en off y pongámonos realistas, que la lluvia es una mierda.
Quizá fuera lindo mojarse para Heidi y Pedro, con las cabras pastando y el vaso de leche esperándola en la mesa. Pero para mí que tengo que venir a la oficina en bondi o subte, es una real cagada. Y ni te cuento para el que toma tren en la loma del orto y se mete en este quilombo un día cualquiera.
Seguramente las imágenes que pasaré a reproducir han formado parte de tu vida en más de un día lluvioso. Yo las quiero dejar expuestas acá para no olvidármelas cuando escuche el próximo pronóstico desalentador.
Por lo general, lo primero que sucede es que pisas una baldosa floja, de las millones que hay en Buenos Aires y quedas todo lleno de pintitas de barro por delante. Lo que no sabes, es que seguramente te queda una costra por detrás que no sentís y que todo el mundo ve mientras vos vas caminando como si nada.
Cuando queres subir al colectivo que, el 90 por ciento de las veces frena mucho más delante de la parada, te cae el chorro de agua del techo y no te queda otra que mojarte, porque no podes entrar al colectivo con el paraguas abierto.
Si viajas en subte, prepárate la tabla para bajar las escaleras que te llevan a la estación al mejor estilo “culipatín”. El espectáculo artificial de la catarata en las escaleras es digno de una foto.
Si tenes la mala suerte de tener que tomar el tren, vas a vivir una experiencia más tipo parque de diversiones, viendo cómo los vagones mojan todo al pasar y sin saber bien por dónde vas, con los vidrios empañados y en pleno descampado entre una estación y otra.
Si tenes que caminar, suerte, la ciudad está llena de vivos que los días de lluvia salen en auto y a los que les encanta pasar bien cerca del cordón para mojarte. A ellos, mi más sincero agradecimiento y ojalá el día de mañana tenga la oportunidad de encontrarlos.
El viaje no resulta del todo ameno, de hecho hoy mismo me arrepentí de no haber llevado un libro conmigo para leer en el camino y me reí de mí misma cuando subí a un colectivo que iba hasta las manos, con gente toda mojada y de mal humor.
Porque lo gracioso es que pareciera que llueve para los demás solamente, entonces uno debe entender el mal humor y los desplantes de la gente, porque a ellos les llueve. Vos tenes tu sol aparte, ¿no? Entonces te tenes que bancar que te claven el paraguas en el pie o que lo apoyen contra tu cartera o contra la bolsita en la que llevas el tupper, que si es de cartón, se rompe!
Una vez que te bajas del colectivo y luego de volver a mojarte con el chorro que cae del techo, esperas entre 5 y 10 minutos en las calles sin semáforo para poder cruzar y te topas con más de uno que, paraguas en mano, va por debajo del techo…. seguramente porque alguien le ha dicho que los efectos del agua en el cuerpo son terribles. No solo tiene paraguas sino que además quiere todo el techo y no se mueve ni un milímetro para impedir que vos te sigas mojando.
Si, claro, vos tenías paraguas, pero se dio vuelta en la primera esquina y te quedaron los fierros en la mano. Y vas corriendo con los hombros levantados, como si esa posición incómoda permitiera que los hombros te cubrieran la cabeza y no te mojaras.
El pelo es un capítulo aparte, podría representar algún programa de Animal Planet con la humedad que hay en el ambiente.
Ah, cuando llegues a tu casa por favor tirá el calzado que hayas usado ese día. Con tanta agua que pisaste, no se van a haber salvado ni las medias.
Y sí, no hay nada mejor que los días de lluvia. Son tan románticos….

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja, tal cual. Lo de la gente que pese a tener el paraguas abierto, va bajo techo, es así.
Hay que vivir en ciudades del interior, las distancias son mas cortas, no hay tren ni subte, y lo que es mejor aún: La lluvia no moja.