Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

domingo, 18 de septiembre de 2011

No puedo, no puedo, tengo que estudiar.

Estudiar por interés es fabuloso. Uno se sumerge dentro de alguna página de un libro y puede quedarse allí todo el tiempo que lo desee.
Estudiar para un examen es una auténtica cagada. Uno no puede sentarse ni cuando siente que el examen se le viene encima y no ha tocado un puto apunte. Esta es la época del año en la que empieza a definirse el futuro de cualquier estudiante. Las materias se rinden y se promocionan o se va a final. Yo no tengo final, tengo parciales.  Los apruebo o los repruebo. Es instancia única y no tengo más opciones que aprobar.
Por otro lado, tengo demasiados años de facultad encima, por lo que estudiar me tiene las pelotas llenas y no veo la hora de que el fin de semana y las tardes libres de la semana sean para mí y no para los libros.
Además, al tener que estudiar materias que no me mueven un pelo y que son muy distintas del resto de las materias que me gustan, estudiar es menos motivante que vestirse a las 3 de la mañana para ir a ver a la mascota enferma de un vecino que se mudó a otro barrio (pensándolo bien, prefiero estudiar!).
El estudio se convierte en un ritual en mi vida. La semana anterior a aquel sábado en el que apoyaré mi poto y posaré mi vista en los apuntes, la vivo con una planificación casi perfecta y hasta placentera. De lunes a viernes organizo mi agenda, ordeno los apuntes y busco el material que me falta. Preparo marcadores, lápiz y lapiceras y aviso a todo el mundo que el fin de semana voy a estudiar. No pienso levantar el teléfono cuando suene, ni perder un minuto viendo a nadie y menos aceptaré ninguna salida, aunque sea hasta la esquina. El viernes a la noche puedo estar hablando por teléfono hasta última hora, ya que es sábado no podré hacer otra cosa que adquirir conocimientos.
Y llega el sábado esperado y hasta soñado, porque será el día a partir del cual me convertiré en una persona más culta y más preparada.
Suena el despertador a las 7.30 am y decido apagarlo y dormir un rato más, porque total tengo todo el fin de semana para estudiar. A las 11 de la mañana me doy cuenta que dormí un poco de más y me levanto apurada para recuperar el tiempo perdido. Desayuno mientras dispongo las fotocopias en la mesa y las miro. Termino de desayunar y creo conveniente bañarme, porque si me pongo a estudiar e interrumpo mi concentración para bañarme más tarde, va a ser más difícil todo el proceso pre examen.
Mi baño tomará más tiempo que el usual, porque el sábado recién empieza y necesito estar relajada para poder leer todo el material. Luego de bañarme, depilarme, pintarme las uñas, encremarme y hacerme el baño de crema, me pondré un par de pantalones y una remera y estaré lista para empezar. Mmmm, pensándolo bien, unos mates no vendrían nada mal. Y pongo la pava en el fuego y veo que detrás del secaplatos hay una manchita. Llevo el mate a la mesa, empiezo a leer y a los 5 minutos me interrumpe la manchita. No la puedo dejar ahí, la tengo que quitar. Me levanto entonces y voy por el limpiador y el trapo. A la hora y media la cocina está impecable y los apuntes sin tocar. Está bien, todavía hay tiempo para estudiar. No almuerzo nunca, pero para poder tener la mente dispuesta tengo que estar bien alimentada. Así es que leo dos hojas y me levanto de vuelta para cocinar. Ya que estoy puedo preparar un par de comidas para poner en el freezer, así en la semana solo caliento lo hecho y pierdo menos tiempo, porque en la semana siempre ando a las corridas. Y las plantas están medio secas, así que las riego y ya que estoy barro el patio porque la proximidad de la primavera deja todo a la miseria. Miro los mails, me fijo si hay alguna película para bajar para la noche (porque tampoco voy a estar estudiando hasta las 4 de la mañana, si con todo el día está perfecto). Ya que barrí, podría pasar un trapo y baldear el patio para que quede bien limpio.
Primero almuerzo, después paso el trapo y para terminar limpio toda la cocina y freezo todo lo que cociné. Qué tarde se hizo, ya son las 3 y me siento a estudiar porque no voy a terminar nunca. Prendo la tele, total la pongo bajito y no molesta. Dan un programa que se llama “Qué fea es tu casa” y la mujer que vive ahí es una ridícula de mierda que tiene todo decorado con leopardo de varios colores y no quiere tirar nada. Horrible, le arreglan la casa, pero no se la dejan re linda y yo me enganché una hora con un programa de mierda que jamás hubiera elegido ver en otra circunstancia. Cambio. Empieza una receta de un budín que nunca voy a hacer, pero que está bueno saber cómo se hace. Cambio. Concurso de belleza de nenas de 2 a 8 años, todas pendejas insoportables y super maquilladas. Cambio. Futbol. Apago. Leo 5 hojas, los textos son re densos. Podría hacerme un café para no dormirme. Me levanto y me preparo el café. Ya que estoy pongo la ropa a lavar. Me siento con el café y leo 5 hojas más. Me acuerdo que tengo las zapatillas sucias. Me levanto y voy al placard a buscarlas. Termino lavando mis tres pares de zapatillas, porque saber que están en el último rincón del placard no me deja concentrarme y estudiar. Me había prometido que a las 5 iba a hacer un recreo. Son las 5, me acuesto a mirar tele un rato. Me quedo dormida. Me despierto casi a las 7. Hago unos mates y ya me pongo a estudiar. Pero antes prendo la tele, dan una película argentina muy bizarra, está buena. La miro de reojo mientras leo las fotocopias. Subrayo mientras miro tele. El lavarropas! Me levanto y cuelgo la ropa. Ya que estoy, guardo las cosas que quedaron en el secaplatos. Abro la heladera y pienso qué puedo cenar. Se hacen las 8, mejor ceno temprano así me acuesto temprano y mañana puedo aprovechar el día para estudiar. A las 11 me voy a la cama, miro una peli y hago zapping y a las 2 me quedo dormida. Domingo, suena el despertador a las 7.30. El resto es repetido. Siempre, inevitablemente, habrá algo mucho más importante que estudiar. Estudiar es un embole, que te examinen es un embole. ¿A quién le sirve estudiar solo para saber ese día?
Pero el lunes cuando me pregunten qué hice el fin de semana, repetiré de memoria "me quedé estudiando". Es la historia de nunca acabar. No me digas que nunca te pasó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

llore de risa! Tal cual . Me llamo la atencion que cada vez que tengo que leer en mi casa aparecen manchitas en el piso. que manchitas hijas de putas

Unknown dijo...

Tal cual amiga, soy perfeccionista y tengo el mismo tipo de locuras aveces, y es todo lo mismo (excepto que en las cosas femeninas, hago cosas masculinas)... Ayayay... que pesadilla esto :(