Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

viernes, 26 de agosto de 2011

De sentidos y sin sentidos

Los ruidos me matan, me descolocan, me enloquecen. Detesto cualquier tipo de ruido que se encuentre en el ámbito de la intimidad del otro. Igual, tranquilos, no voy a entrar en demasiados detalles incómodos para todos.
No hay cosa peor en el mundo que escuchar a alguien tragar. Me da asco, me desespera, genera una ira en mi interior difícil de controlar. La única manera de evitar que mi oído perciba el ruido, es haciendo fuerza para bostezar como si quisiera tapármelos, pero tengo miedo que al hacer tanta presión me reviente la cabeza.
Y cada mañana tengo que escuchar cómo el pelotudo de mi compañero sorbe el café, como si fuera una sopa y cómo la densa de mi compañera mastica galletitas como si fueran ladrillos difíciles de deshacerse en la boca.
Yo creo que me lo hacen a propósito, de lo contrario ellos también tendrían que escucharme a mí. O será que estoy tan obsesionada con el tema, que finalmente logré ser imperceptible para los demás. No lo sé, lo cierto es que ellos no vuelven su mirada hacia mí cuando desayuno. Entonces yo intuyo que es porque no escuchan lo que trago y lo que dejo de tragar. Tampoco me sienten masticar. Yo en cambio, a ellos sí los escucho y los escucho demasiado. Quisiera ser sorda de ruidos inmundos.
Ni que hablar de los ruidos de quienes mascan chicle y creen que comer chicle es directamente proporcional a hacer ruido y tener la boca abierta de par en par.
Las miradas también me molestan. No todas las miradas, pero muchas más de las que soporto me molestan. Me compré una taza de esas térmicas y algunos días me llevo el café en el colectivo de camino a la oficina. Me gusta y me la banco. Pero no soy una pelotuda que no sabe tomar café en movimiento ni llevo la taza destapada. Con lo cual todos los que viajan con “miedo” a mi taza, se pueden meter sus miradas acusadoras y despreciativas en el culo. No voy a volcar el café en cualquier cara de orto matutina.
También odio las miradas de aquellos que van cómodamente sentados y yo, en mi afán de avanzar hacia el fondo de la unidad para evitar el amontonamiento inútil de la gente al lado de la máquina de monedas, los rozo con mi bolso o mochila. Entonces, como en cámara lenta, alguna intolerante de mierda se acomoda y me mira, como diciendo “me tocaste” y ¿qué hago yo? Le sostengo la mirada, sin hacer una sola mueca, pero esperando que desista y siga con su mambo matinal y su vida pobre en adecuación a la sociedad.
Resulta que después soy yo la que tiene que salir a reconocerle al mundo que soy intolerante, colérica y sumamente malhumorada de mañana. Y toda esta gente ¿en qué categoría entra? Porque si aún no han sido clasificados, los puedo poner en la caja de “gente de mierda”.
Hoy, como la tapa de la taza nueva pierde, aproveché para pensar en algún producto de esos que venden en la tele que me pueda servir para solucionar la pérdida de café desde la tapa a rosca.
No, no puedo ir a cambiar la taza porque la compré en la calle. Sí, sigo insistiendo con los productos adquiridos en cualquier esquina. No, no quiero dejar de comprar boludeces. Sí, se soluciona si deja de haber puesteros en la calle.
La cuestión es que se me ocurrió que podría pegarle a la parte superior de la taza, rodeándola, una toallita femenina de esas que publicitan haciéndonos quedar re bien a la mujer. Es decir, si se banca la incontinencia, bien se puede bancar un par de gotas de café sin chistar, ¿no?
Muero por verle la cara a la gente en el colectivo el día que me anime a subir con la taza envuelta en una toallita higiénica para enmendar la pérdida de café de la tapa a rosca.
Es una tarea pendiente que me pongo en este momento. Me desafío a viajar de mi casa a mi trabajo con la taza envuelta en una toallita ultra fina y ultra absorbente. Si me ves, por favor, guíñame un ojo y sabré que leíste el post.
Nada más por hoy, sigo siendo la misma intolerante de siempre, pero me estoy perfeccionando o mejor dicho, “Estoy trabajando para Usted, disculpe las molestias ocasionadas”.

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor, atendé lo que te escribo POR FA VOR, ponele una toallita a la taza!!!!!!Lamento no poder estar ahí ese día.
Y otra cosa, al que le moleste que lo toques con tu bolso: viajá en taxi nene!

Irónica dijo...

En breve llevaré a cabo mi cometido y tomaré fotos de la hazaña.

Anónimo dijo...

jajajajjajaja...sos la TANA FERRO, hija de pu...me haces reir...el dia q utilices tu invento, solo restara patentarlo y veremos mujeres de todo el mundo con la tacita envuelta en una toallita jajaja