Guauuu, un mes sin escribir. La verdad es que admiro a aquellos que sacan libros pelotudos de autoayuda en un abrir y cerrar de ojos (son los que más se publican ultimamente). Hay que tener inspiración para redactar unas 150 hojas de pelotudeces. Yo apenas puedo con una carilla. Por eso me ausenté de mi propio espacio durante tanto tiempo. Alguno podría pensar que ni yo me quiero, porque me autoabandono. Pensalo chiquito/a, me tiene sin cuidado lo que pienses.
La cuestión de fondo sigue siendo la misma. Tengo cosas de las que me gustaría hablar, pero en definitiva terminan reduciéndose a más o menos lo mismo… no me banco a nadie.
Sin embargo, por momentos intento atesorar frases o episodios para traerlos a mi espacio y compartirlos. Y después, se esfuman, me juegan en contra, desaparecen.
No sé, ¿ya conté que no me gusta que la gente me hable a la mañana? Bueno, porque la loca de mierda de la que hablé la última vez, viene todas las mañanas y me habla y me habla y me habla y me rompe las pelotas que me hable! Entonces, no la miro. Porque si le doy un centímetro de cabida, se despliega con sombrilla y silla plegable, saca el mate y se hace un picnic en mi vida. Y yo no quiero que nadie se haga un picnic en mi vida, apenas que se asome por la ventana y pida permiso. Menos a las 9 de la mañana, cuando lo único que quiero es estar sola e intentar entender por qué tengo que estar mentalmente despierta si lo único que quiero es dormir o mirar vidrieras o leer un buen libro policial.
Hoy por ejemplo llegó y yo me quedé un rato en el baño, para evitarme su picnic. Y cuando ya habían pasado 10 minutos y yo sentía que me iba a quedar a vivir en el baño, salí despacito y ella venía atrás. ¡Parecía que me estaba esperando! Bueno, mejor dicho, me estaba esperando! Ahora, ¿cuánta ugencia podes tener en contarle algo a una persona que te hace capaz de esperarla a la salida de un baño? Ya, de entrada, me parece desagradable la palabra baño, con lo cual no pierdo ni 1 minuto de mi vida en ello.
Bueno, evidentemente y gracias a los genes, la naturaleza y el espíritu ¿religioso?, no todos pensamos igual. Así que la loca me esperó para venir a decirme buen día y tirarme su queja diaria. “Cómo estás? (no le importa, es un modismo que tiene de preguntar al pedo).. yo re cansada, con mucho sueño”. Mi intervención fue preguntarle por qué tenía tanto sueño y me respondió que porque no podía estudiar. Le pregunté qué tenía que ver una cosa con la otra, me contestó que nada y ahí nomás me salió con que le cambiaron la fecha de un cumpleaños, atrasando el festejo un día.
Ahh, bueno, qué bien que estoy del marote. Yo anoche comí ensalada y ¿qué mierda tiene que ver una cosa con la otra? ¿Tenías ganas de contarme que tenes un cumpleaños? Esperá que saco la botella que tengo escondida en el cajón y brindamos porque te invitaron a un cumpleaños!! Y si encima te invitó un/a amigo/a, tiramos la oficina por la ventana!
Sí, mi actitud es de mierda, por eso prefiero pasar la mañana sola y recién comunicarme con el mundo a partir del mediodía. De lo contrario, cualquier pelotudo será víctima de mi sarcasmo y/ de mi ironía. Ya me estoy preparando para que llegue la otra, que labura 4 horas diarias y siempre llega tarde. A mí no me daría la cara para llegar tarde, si llego y ya me estoy yendo. Pero se ve que a ella sí. También le da la cara para hablar y hablar y hablar conmigo, a quien no conoce y de quien solo recibe caras de orto. Por eso trato de no estar cuando llegue, para que no me empiece a hablar del clima, como si yo aterrizara en el aeropuerto todas las mañanas, directo desde Alaska. Si lo único que tenes para decir se relaciona con el tiempo, prefiero escuchar la radio. Si tenes alguna otra cuestión para charlar, charlalo con otra compañera, porque yo vengo a la oficina únicamente a trabajar. Para hacer amigos me busco otros espacios.
Y la loca manda mail, diciéndome que hay que ponerle pilas al día. El mío anda a batería pelotuda, así que no me jodas más!
No cambié mi forma de ser ni de pensar, solo me mantuve un tiempo callada. Pero sigo siendo la misma de siempre, mal que le pese al que le pese… Y estoy de vuelta!
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