Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Por qué? Por qué? ¿POR QUÉ?!!!!!!!

Me pongo furiosa, los cachetes se tornan rojos, me empaco como si tuviera 5 años y pongo la peor cara de orto que tenga a mi alcance.
No quiero hacer trabajo en grupo. No me gusta. No lo soporto. Me revienta que me obliguen a socializar. Yo estoy haciendo un posgrado en el que me hice de UNA compañera. Y charlo, muy de vez en cuando, con 3 o 4 compañeros más, pero hasta ahí.
La semana pasada apareció una profesora nueva, dispuesta a cagarme la vida. Nos pidió que nos juntáramos de a 4 o 5 personas y que nos pusiéramos un nombre para poder trabajar todas las clases juntos. ¿Por qué? No lo entiendo, ¿cuál es la necesidad de hacer todo en grupo? ¿Lo hace el profesor para facilitarse la vida? ¿Lo hace porque alguien le contó que voy a morir de un ataque de furia?
En primer lugar me rompe las bolas que durante 2 horas un tipo al que le pagan un sueldo, se dedique a mirarte mientras vos discutis casos de mierda con tus compañeros. Ya juntarme con gente a la que no conozco ni me interesa conocer, es todo un esfuerzo. Pero además, ¿es necesario marcar este hito en mi historia universitaria con un nombre para el grupo? Ok, llamémonos ‘las primas’, que todo el mundo sepa que no nos tomamos esto en serio y ojalá a fin de año nos pidan que pasemos al frente, como en el colegio, a hacer una representación del nombre del grupo. No me van a querer ver nunca más en sus vidas cuando me aparezca con las calzas turquesas, la musculosa amarilla y cante con mucha desafinación “yo tengo una prima, que se llama Lupita!”.
Desde el momento en que la manada de alumnos sigue a la profesora , infiero que las últimas 2 horas (horas reloj) de cada clase voy a tener que sentarme con un grupo de mujeres con las que –por algo- antes no hablaba y voy a tener que discutir mis puntos de vista con ellas y llegar a alguna conclusión más o menos pensada y fundamentada, para obtener mi nota de concepto.
Ahora bien, ¿por qué tengo que compartir mi nota de concepto con 5 alumnos más? ¿Por qué no puedo sentarme sola, tranquila, leer al ritmo que a mí se me cante y plantear la solución a un caso según mi propio parecer? ¿Acaso cuando me vaya mal en el examen, alguna de mis compañeras de grupo va a transferirme parte de su nota para que no tenga que dar recuperatorio? NO, obvio que no, entonces yo tampoco tengo ganas de compartir mi maldita nota de concepto con ellas.
Convengamos que estos grupos, en la mayoría de los casos, no laburan en clase. La excusa es perfecta para que el profesor no haga más que caminar por el aula o se ponga a corregir o a hacer sus cosas pendientes. Los alumnos, mientras tanto, hablarán de cualquier pelotudez la mayor parte del tiempo y dedicarán los últimos 10 o 15 minutos a la resolución del caso dado.
Entonces, ¿por qué tengo que ser la única perjudicada que no quiere socializar y tiene que hacerlo de todas formas? Así como uno decide si se pone anteojos o no, porque ve más o menos las filminas en clase o lo que el profesor apunta en el pizarrón, así de democrática debiera ser la elección de trabajar en grupo. Si yo no necesito pensar con otro, si puedo sola porque mi cerebro labura 24 hs sin cansancio, si no me interesan un pito las opiniones de los demás, si no quiero ampliar mis conocimientos con experiencias de otros, si no tengo ganas de ser la ‘escritora’ oficial del grupo, si me parece una pelotudez lo que piensa el resto de los integrantes, si yo puedo resolver el caso en 20 minutos y dedicar los 40 restantes a leer una novela que tengo en mi bolso, si la persona designada para leer es muy lenta, si me cae mal la integrante que me toca cada vez que se dirige a mí, si hay una que no deja de chatear con su BlackBerry mientras yo intento pensar en la resolución del caso, ¿Por qué no puedo hacer lo que yo quiero y mandarlos a todos a la mierda? ¿Por qué tengo que tener compañeros? Si ya me borré de la cena de fin de año, si no tengo interés en engrosar mi agenda, si no quiero amigos. ¿Por qué señores? ¿Por qué?
Vine al mundo sola, si hubiera querido un compañero de aventuras, me hubiera esforzado por dividirme en dos en la panza y tendría un mellizo o un gemelo. Odio a la gente, ¿ya lo había dicho? Y a pesar de ello, la próxima clase voy a tener que sentarme a discutir casos con mis enemigos en esta vida; con la gente.
 

3 comentarios:

Norika dijo...

EXCEÑENTE!!!!!Te cuento que las jornadas de perfeccionamiento docente son iguales.Y pese a que me juro, no voy a hablar, no voy a hablar, termino escribiendo y haciendo el el laburo que le corresponde a las boludas que ,encima de llegar tarde y tomar mate, se la pasan mandando mensajitos de texto.!odio a la gente!

Norika dijo...

fe de erratas:se me fue la ñ, jajaja

Daniela dijo...

yo tambien odio los trabajos en grupo y mascuando el profesor no deja elegir con quien armar el grupo porque "hay que ser flexible y conocer a todos los companieros"...