Hay frases que me transforman como al increíble Hulk. Me pongo verde, roja, violeta de furia. Las escucho bastante seguido y trato de tragar saliva y sonreír, o bien, de utilizar la ironía para no morir en el intento de sortear boludos con lengua larga.
Están las frases que uno recibe de parte de quienes creen conocerlo y que distan mucho de sugerir algo que nos deje en un lugar medianamente “copado” y se acerca bastante a un insulto encubierto.
Si la frase se relaciona directamente con lo que el otro supone que es un rasgo de tu personalidad –que claramente no lo es- irá acompañada de una media sonrisa o una risita o de un golpecito en tu brazo, en señal de “paz” o de “amistad” inexistente.
Me canso de escuchar de gente que lo único que conoce es mi nombre, frases tales como: “Vos que….”, ‘tal cosa’ que te define mal, según lo que la otra persona cree que vos sos. Por ejemplo, “vos que sos tan obsesiva”, “vos que sos re histérica con la ropa”, “a vos que te encanta hablar a la mañana”. Sí sí, soy obsesiva, re histérica con la ropa y me encanta hablar a la mañana. Dale, seguí pegándole con tus vaticinios que te estás ganando una persona que en poquito tiempo va a hablar pestes de vos.
Hay otra que me genera tanta violencia que se me presenta la imagen en cámara lenta… Estoy tomando a la persona por los hombros y la zamarreo contra la pared, la cabeza se mueve hacia atrás y hacia adelante y queda totalmente despeinada y desorbitada. La persona acaba de decirme, luego de enterarse de cualquier evento en mi vida, “No te podes quejar”.
¿A mí? ¿A mí me vas a venir a decir que no me puedo quejar? ¿Para qué mierda vivo entonces? ¿Vos me viste cara de pelotuda? ¿Te pensas que porque me puedo tomar un día por estudio que me corresponde por ley, no tengo derecho a quejarme? ¿En serio crees que porque no llovió el día que había planeado ir de picnic no me puedo quejar? En este mundo, TODOS los seres humanos se quejan, los animales se quejan, el día que logremos entender a los vegetales comprobaremos que ellos también se quejan! Y porque a mí me salió una bien, ¿no me puedo quejar? Dejame de joder, me voy a quejar el triple si me seguís rompiendo las bolas con que no me puedo quejar. Yo me quejo si quiero y si no quiero, me quejo igual.
La tercera frase que me hace pensar en que ese día no debí haber salido de la cama, es la frase que algunas personas pronuncian cuando están contando algo de sí. Te cuentan la anécdota, te dan un par de datos de un momento, un tiempo, un lugar, un interlocutor y te la tiran, sin anestesia: “Viste como soy yo”… y siguen hablando. No, no vi cómo sos vos, ¿cómo carajo sos? ¿Se supone que ahora tengo que llenar ese silencio que dejaste después de afirmar algo que no está dado? Digo, lo único que veo es que vos crees que yo tengo que saber cómo actuas en todas las putas situaciones que se te presentan. Bueno, te cuento que no estudié para leer pensamientos ni para poder predecir el futuro, ni para hacer deducciones lógicas con datos que no tengo y justo hoy, mirá que puta suerte, se me rompió la bola de cristal. Así es que si querés que “vea” como sos vos, decímelo. Porque podes ser de 20 mil distintas putas maneras de acuerdo con la situación que se te presente. Y si queres que sepa como sos vos, decime como sos porque las adivinanzas en esta vida las hago yo.
Por último, porque no quiero robarte tiempo (viste como soy yo) y para que no pierdas toda la tarde leyendo (no te podes quejar) te cuento la frase que me dijeron hoy y por la que creí que iba a terminar usando mi puño por 1° vez. Salgo de la pileta, tengo que comprar mi almuerzo y no tengo dinero. ¿Qué hice? Sí, fui a un cajero –vos que sos re vivo, seguro adivinaste-. Cuando entré había un viejo intentando hacer andar uno de los 3 cajeros del banco. Se ve que no tuvo suerte, porque no pudo realizar la operación y volvió al principio de la fila, o sea, delante de mí. Bien, pensé, no anda. Listo, ahí finalizó mi análisis, no había mucho más para pensar. O sí, qué iba a comer. Pero en relación con el cajero, nada. Pues bien, dos cajeros estaban vacíos y un tercero, ocupado. Entró una chica, se paró detrás de mí y le preguntó al viejo “¿esos no andan?”(Se ve que yo soy invisible) “no”, contestó el viejo y agregó “Acá hay algo raro”…. “cuando hay 3 cajeros y 2 no funcionan, hay algo raro”.
Cric-cric-cric-.
¡La puta madre, señor! ¿Qué es lo que le resulta raro? Porque yo no entiendo demasiado de administración ni de matemáticas, pero cuando hay 3 cajeros y 2 no andan, lo único que hay es UN puto cajero que funciona! ¿No podemos quedarnos todos callados en la fila, esperando nuestro turno en lugar de comenzar con las teorías apocalípticas pelotudas de cómo el país y el mundo se van a la mierda y qué se yo cuánto más? ¿Por qué siempre tiene que haber alguien, mínimo una persona por entorno, que crea que el mundo se va a la mierda ante el menor acontecimiento desalineado? ¿Por qué no pensar que se rompieron 2 cajeros y que en este momento los técnicos no están disponibles, en lugar de pensar que en 5 minutos todos los cajeros de América van a quedar completamente vacíos?
El señor hizo su operación y, supongo que gracias a que tengo cara de pelotuda, antes de irse me aclaró a mí, que estaba primera en la fila: “ese sí anda”. Chocolate por la noticia señor!! ¿Se cree que me iba a quedar esperando por las dudas?
Puta madre, ya no se puede confiar en nadie….
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