Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

viernes, 17 de febrero de 2012

La cara de culo confunde

Posta que tengo cara de que me encanta que me cuenten mierdas y cosas totalmente inoportunas y que me chupan bien un huevo. No dormí mucho anoche, con lo cual me viene bárbaro que en este trabajo todo el mundo llegue a la hora que se le canta. Porque yo llego a horario y eso me deja entre 1 y 2 hs de soledad necesaria para organizarme mentalmente para manejar soretes. Son las 10 de la mañana, entra a la oficina un compañero que durante el último mes me dirigió la palabra 2 veces y parado frente a mi escritorio -con mi cara de orto que parece ya no frenar nada- me cuenta (él en cursiva, yo en letra común):
-          Qué pesados se ponen los viejos, no quieren hacer nada
-          ¿Nada de qué?
-          Nada
-          Bueno, la gente se pone difícil con la edad
-          No
-          …..
-          Anoche le puse a mi vieja 2 pañales. Al de arriba le hago agujeritos para que pase, para que absorba más. Entonces…
-          ….. (mucha cara de orto)
-          … tengo que ponerle unas cintas más grandes para que suba y calce…
-          ….. (mucha más cara de orto y mirada al horizonte, mientras pienso “¿en serio me estás contando esto?”)
-          … y le digo a mi vieja antes de venirme: ‘ponele la cinta’. Y me pregunta ‘¿a este pañal?’ Y le respondo, ‘a todo el paquete mamá!!’. Y me dice que lo hace a la tarde. Y le pregunto ‘¿por qué? ¿ahora qué tenes que hacer?’ Jajajajajajaja
-          ….
-          ….
-          ….
Me estás tomando el pelo, ¿no? ¿Tan hijo de puta sos o pelotudo en exceso? ¿Realmente crees que me importa ALGO lo que me estás contando? ¿Respetas un chiquitín tu intimidad como para guardarte algo o contas también qué haces vos cuando vas al baño?
La puta madre, es viernes y estoy a punto de irme de vacaciones, porque de lo contrario ya hubiera cagado a trompadas a este sorete. No creo que exista otra persona a la que tanta gente le cuente de los pañales y mierdas de todos sus parientes.
Hola!!!!! Este no es el baño!!!! Que tenga cara de orto todo el tiempo no implica que tenga que bancarme las anécdotas escatológicas del mundo, no!!!! Significa que no te banco y que no quiero que me hables nunca más, sorete!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Banquemos a los guardavidas

El calor roza lo insoportable unos minutos después de las 10 de la mañana y de fondo se escucha “Oh, my love…”, canción que hizo famosa a la película “Ghost, la sombra del amor” ¿o fue al revés?
No importa, el caso es que es demasiado temprano para que me ponga de mal humor, pero la sola alusión al tema ya me rompe las pelotas.
Al rato escucho que el conductor de radio invita a los oyentes a comunicarse y contarnos a todos, incluso a mí que me importa tres carajos, cómo se conocieron los tortolitos de turno. Cambio, no voy a ser parte de esto. Chequeo mis mails. Todas las ofertas en los sitios de descuento en internet están relacionadas con la fecha. ¿Eso no debiera bastar para subrayar mi punto? ¿Cuál es mi punto? Que todas estas fechas son producto de la mierda comercial que importamos y que no debiéramos adherir a ella, cuando ni siquiera sabemos quién mierda era San Valentín!
Sí, lo contaron 100 veces ayer, pero por una razón u otra el destino no quiso que escuchara la historia. Así que la busqué en internet. Lo primero que encuentro es que San Valentín es una celebración tradicional de origen anglosajón. Bien! Qué bueno importar mierda! Lo siguiente que leo es que en algunos países se celebra como el día de la amistad y el amor. Por favor, por el bien de mis nervios, otro día del amigo no!!!
Y finalmente lo encuentro: San Valentín era un sacerdote que celebraba matrimonios en secreto, porque los mismos habían sido prohibidos por el Emperador, que sostenía que los soldados solteros eran mejores guerreros.
Bien, de ahí vamos directamente a la docena de flores al triple del precio habitual, a la publicidad estúpida de chocolates, en un día en el que hay alerta por el calor y nadie con dos neuronas en funcionamiento se comería un chocolate, ni comprado ni regalado.
Y si nos ponemos bien jodidos, tendríamos que pensar un poco más si San Valentín merece la pena tanto festejo. Por algo era sacerdote. Nunca se habrá casado, con lo cual nunca realmente supo si hacía un bien o les cagaba la vida a muchos hombres y mujeres con su trasgresión a las órdenes del emperador. Habria que haber rastreado años más tarde a aquellos rebeldes que fueron unidos en matrimonio por este señor y ver cuán contentos estaban.
En la televisión pasan las notas de mierda de siempre, donde le preguntan a la mujer qué le gustaría que le regalara su novio, qué hace si su novio se olvida de la fecha –algo prácticamente imposible, porque hasta una casa de rulemanes tiene alguna alusión al día-, cuánto hace que está de novia y millones de otras preguntas pelotudas que no le cambian la vida a nadie.
También habrá que bancarse todas las canciones de mierda que pasen en la radio, todos los saludos que se hagan entre sí los amantes y todas las quejas de aquellas mujeres solteras. Los móviles en vivo visitarán las plazas de la ciudad, en busca de alguna pareja que camine de la mano; recorrerán los registros civiles porque el mundo está lleno de gente que piensa que ¿la pareja durará más? si se casa un 14 de febrero y finalizará la expedición pelotuda del amor, visitando algún bar en el que un par de mujeres, borrachas quizá, saluden a la cámara. No importará la razón que haya reunido a estas dos mujeres, en televisión dirán que están tristes porque están solas, porque solo las mujeres nos ponemos tristes y solo a nosotras nos afecta la soledad el día de San Valentín.
Camino a casa y pensando en jamás festejar semejante día marketinero, me crucé con varios hombres que se escondían detrás de un inmenso ramo de flores y me pregunté hasta dónde el regalo sería sincero y desde dónde sólo se iba a hacer para impedir reproches o comparaciones odiosas del estilo de “a Marina el novio le regaló un ramo de flores y la llevó a cenar y vos ni feliz día me dijiste!”.
Tuve que sufrir la desgracia de ser saludada por el día de “los enamorados” por alguien que no es mi media naranja, solo porque “vos estás enamorada”. Mierda! Es como el día del amigo, una plaga incontrolable!!!
Es obvio que este día me provoca urticaria. Lo que sí me gustaría decirles a los solteros, más allá de eso, es que si siguen puteando porque están solos el 14 de febrero, la cosa se va a propagar cada vez más, hasta volverse incontrolable. Sin ir más lejos, en los diarios digitales publicaron fotos de “El día de San Valentín en el Mundo” y se podía observar a un montón de parejas, rodeadas de globos con forma de corazón, con osos de peluche en la mano, casándose en grupo o rodeados de flores. Cada foto tenía en su título el nombre de un país distinto y todas parecían tomadas aquí a la vuelta. ¿Tan necesario es todo esto? ¿Es contagiosa la pelotudez desmedida?
Así que, por favor, no continúen con la “campaña” de llanto y lamento por la soledad vivida en un día de mierda como este. En su lugar y como plantearon en alguna publicidad ‘cool’, festejen el día del guardavidas y no rompan más las pelotas con la idea de que el 13 de febrero sea el día de los solteros, porque los "enamorados" redoblarán la apuesta y febrero se va a convertir en el mes del amor y ese día me mudo de planeta!
¿El día del rompe bolas cuándo carajo es?
Y la estúpida de la radio, hoy miércoles, nos desea buen día y que no se corte “esta onda del amor”.

jueves, 9 de febrero de 2012

Los sensibles y yo no somos compatibles

La gente sensible me tiene las pelotas llenas. Parece que todo hay que sugerirlo con delicadeza. Pero nada se puede “decir”, porque hiere. Todo se tiene que esbozar con una sonrisa amable y casi como deslizando mariposas de colores de la boca al aire.
No importa que la gente sensible me conozca desde hace 700 años y sepa exactamente que el tono de mi voz y el contenido de mis frases no es una agresión hacia el otro. Importa que el otro se pone sensible y le cae mal lo que digo.
Entonces, doble laburo. Ahí me tengo que poner a explicar que mi tono es mi tono, que me rompe las pelotas que a la edad que tengo, todavía no se den cuenta de que hablo así porque sí y no porque intento herir susceptibilidades de mierda que parecen hechas de papel celofán.
Hasta pido disculpas por demás, intentando recordar que jamás volveré a levantar el tono ante tal o cual persona, más allá de la pasión que le quiera poner a la cosa, porque nunca más voy a tener ganas de dar explicaciones de porqué soy como soy.
A veces hasta me resulta ¿irónico? que me reclamen que no sea como soy. Otras me parece que he respondido a la situación de la mejor manera posible, que solo he dicho, sin agregar nada a la frase y si eso ya hiere, entonces debiera pedir el retiro como oradora y cerrar la boca para siempre.
No es tan grave lo que digo, “pero lo decis con unos modos!”. Ah, claro, porque el mundo se ha ganado el premio a los bien hablados y yo quedé afuera del concurso. De adoquín está hecha la jeta de los que intentan instalar la culpa en mi cabeza.
No importa, para algo estudié teatro durante 5 años. Así es que voy a poner esa cara de pajera que me piden y no voy a objetar ni la pausa que se haga entre una oración y la otra. Voy a sonreír y a  mostrar una sonrisa complaciente, para que el otro pueda seguir hablando al pedo de muchas cosas que me importan 3 carajos y medio. No voy a expresar mi parecer, porque eso podría ofender y a los sensibles les hace mal escuchar lo que es y prefieren que les digan lo que parece.
Evidentemente la semana de la dulzura que se celebraba en julio, se pasó para febrero y yo no vi la publicidad. Por eso salieron todos los sensibles a dar vueltas cerca de donde me muevo y a reclamar que deje de ser tan hostil con mi pensamiento y mi palabra.
Porque claro, cuenta como hiriente solo lo que viene de mí, los demás con esas caras de verga y esas formas “dulces” y livianas de decir las cosas, a mí no me hieren.
Buscaré durante el día algún curso de trato diferencial para gente con sentimientos, así los trato como se merecen y me dejan de romper bien los huevos, de una buena vez por todas.
Menos mal que es jueves, si así hubiera empezado el lunes, esta sería la antesala del infierno. Pero está promediando la semana, así que seguramente ninguno tenga inconvenientes en irse bien a la mierda ni bien termine la última jornada laboral.
¿La ironía? La dejé en casa, a los sensibles les cuesta entenderla.