Buenos días y bienvenidos a la ironía que le pongo al día a día, para que pese menos...

lunes, 31 de enero de 2011

Contame algo que no sepa....

Qué novedad, ¿no? Que más gente se toma vacaciones en enero de la que se las toma en febrero. ¿Quién habrá sido el primero en descubrir tan importante noticia? Y que la menor cantidad de gente se toma las vacaciones en marzo debe ser otro descubrimiento revelador….
Porque sucede hace más o menos el mismo tiempo que se inventaron las vacaciones. Lo bueno es que no paran de repetirlo en la radio y la televisión. Desde el 1º de enero tenemos titulares de la talla de “El primer turista que llegó a Mar del Plata” y podemos ver al infeliz sonriente que viajó de noche y no se sentó a cenar con amigos y/o familia, para que le regalen un voucher por un día de sombrilla gratis en la Bristol y a los 3 días nadie se acuerde de él.
Y después nos tenemos que comer que todos los días nos informen cuál es la temperatura en las principales playas del país y de Uruguay y que nos cuenten cuáles son las peleas del espectáculo en Villa Carlos Paz.
También nos atormentan con la cantidad de boludos que todavía no entienden que los fuegos artificiales son peligrosos y terminan quemados y los más boludos de todos, que descorchan la sidra y se la ponen en un ojo.
Después tenemos los más trágicos, que son los que más cotizan los primeros días del año, conjuntamente con la cantidad de autos que sale a la costa por hora.
Todos datos repetidos año a año y sin ningún valor ni trascendencia para quienes hacemos de espectadores.
También nos cuentan qué porcentaje de ocupación hotelera hay, algo que a mí que vengo a trabajar todos los días de enero, me cambia la vida como a nadie. Menos mal que existen esas estadísticas pelotudas, ¿si no qué hago?
Ya cuando el clima y los porcentajes dejan de importarnos a quienes seguimos con nuestra rutina, se encargan de informarnos qué cantidad de delitos se cometen en los lugares de veraneo y cuántos argentinos se encuentran involucrados en ellos.
La magia del sol y del calor hace que por 31 días no nos apabullen con el índice de inflación, la suba del dólar y demás cuestiones que reiteran con el correr del año. Pero sí nos cuentan cuál es el almuerzo preferido de un turista en Pinamar (el pebete de jamón y queso), lo peligroso del pancho en la playa y las consecuencias del golpe de calor, sobre todo en niños y ancianos.
También vivimos las vacaciones de nuestros compañeros de trabajo y los vemos llegar contentos y bronceados a la oficina, con la caja de alfajores de regalo y las miles de anécdotas que a mí particularmente me dan igual. Vemos fotos, todos cuentan que las suyas fueron las mejores vacaciones y obviamente, a ninguno le tocó ni un día feo, a pesar de que en los noticieros nos muestran cada gota que cayó en los últimos días en la costa.
Al llegar el 1º de febrero, ya vemos cómo Buenos Aires se vuelve a convertir en una ciudad que nos queda chica, en la que el subte está hasta las manos, los colectivos pasan de largo y nos dejan pagando en la parada, los bares del centro se llenan al mediodía y no se puede volver a caminar por Florida. A nadie le dura la felicidad de las vacaciones más de 24 horas, así es que además de tener una ciudad llena de gente, nos tenemos que bancar el humor de mierda de esa gente, que aclama su necesidad de que el año termine ya.
Suerte que comienza la cuenta regresiva para algunos y que, cuando el año ya esté bien avanzado y les pese a los que se fueron en Enero, nosotros recién vamos a estar volviendo, chochos, con un bronceado hermoso y super descansados, sin estadísticas boludas ni alfajores de regalo.

Frases negativas que escuchamos o utilizamos a diario...

Ideales para empezar el día bien arriba! ¿Quién no las escuchó alguna vez?

Uy, cómo está el cielo, hoy llueve
Ese pantalón no te queda bien
¿Eso vas a comer? Te va a hacer mal
Vas a engordar  si comes tanto
Yo no te recomiendo comprarlo
No te va a llamar
No vas a llegar con este tráfico
No vas a conseguir lugar
No vas a terminar a tiempo
No te va a alcanzar la plata
Se te va a hacer tarde
Así no te va a salir
Te va a quedar feo
No te va a gustar

Ya escuché un par esta mañana, también volví a escuchar la descripción de la caca de la hija de mi compañera..... algún día se dará cuenta de que mi cara de culo obedece a su relato?
Ahora, a empezar el día!!

viernes, 28 de enero de 2011

Yo tengo un nombre!

Hay gente que se quiere hacer la sensible, dulce o amigable y termina resultando pesada, repulsiva y en muchos casos susceptible de recibir una buena piña.
Están los que abusan del “Holis” en los mensajes de texto o mails, aun cuando tienen más de 30 años hace rato. También están los que se zarpan con la dulzura y te mandan un “besiiiiiiiiiiito” antes de cortar.
Otros exageran con el “infinitas gracias” por casi nada y nunca falta el que repite “te quiero”, como si fuera algo tan fácil querer. Yo no quiero a cualquiera y menos aun voy a andar desperdiciando te quieros por el aire. Yo quiero a algunos, no a todos y esos algunos a veces abusan de ese “te quiero” y me dan ganas de dejar de quererlos.
Otros también usan descontroladamente la palabra “amigo/a” y yo no puedo creer que haya gente que tiene tantos amigos. “Hola amiga”, me escriben algunos y yo pienso: ¿para qué me pusieron nombre mis padres? ¿Para que ahora me llamen “amiga”?
Nunca faltan los que te dicen “linda”, “negra”, “flaca” y todos esos apodos que no me encajan en ningún lado.
Pero los más recalcitrantes son los que se atreven a acortar mi nombre, como si eso me resultara simpático. ¿Por qué la gente se cree con derecho a acortar mi nombre, que bastante corto es ya?
¿No se les ocurre pensar que si yo quisiera que me llamaran así me presentaría con el nombre acortado? Si me acortan el nombre me están agregando edad y estado civil, así es que dejen mi nombre como está y vayan a acortarle el nombre a otro. Tampoco lo extranjericen, tengo un nombre argentino, común y silvestre, ¿tan difícil es llamarme por mi nombre? ¿De dónde obtienen la “información necesaria para caerme bien”? Yo no quiero que me agrade nadie que no me haya agradado hasta este momento o, dicho de otra manera, no necesito chupamedias alrededor, gente que quiera quedar bien conmigo y que piense que por acortar mi nombre me va a conmover. Yo no me conmuevo tan fácilmente pero sí me encabrono por nada, así es que no abusen!
Toda esa gente se me torna muy molesta y muy difícil de tratar. Con lo dócil que soy yo….

No quiero que vuelva Perfectina

Perfectina salió de vacaciones hace casi 15 días. En la oficina festejamos en silencio, porque se venían dos semanas de relajación. Perfectina es mala, manipuladora, celosa y egoista. No quiere que nadie se quiera ni que nadie la pase bien.
Perfectina llega todas las mañanas bien temprano para que nadie llegue antes que ella. Cuando los demás llegamos, perfectina saluda sin mirar y en tono bajo, casi demostrando molestia por la llegada de sus compañeros de trabajo.
Enseguida toma su perfume para ropa y lo esparce alrededor de todos los escritorios, menos el suyo, obvio, porque ella es perfectina.
Luego toma mate y hace ruido al final y se agacha muuucho para llegar a morder la factura que tiene en la mano.
Perfectina termina de desayunar y sale corriendo al baño con su cepillo de dientes y su perfume. Siempre está maquillada y su ropa luce impecable. Se corta el pelo cada dos meses, para que le quede perfecto. Pero el pelo corto le queda feo y nadie se lo dice, porque ella es perfectina.
A media mañana siempre pregunta: "¿qué estás haciendo?" Y aunque perfectina no sea jefa de nadie, todos tenemos que decirle qué hacemos. También chequea todo lo que escribimos y siempre lo corrige, porque nosotros cometemos errores, pero ella no porque es perfectina.
Al mediodía, perfectina sale con su pareja. Ella no tiene novio, porque queda mejor decir pareja. Ella dice que su pareja es esbelta y bella, porque es perfectina. Y vuelve de almorzar, siempre algo sano y de calidad y corre al baño con su cepillo de dientes y su perfume.
Cuando todos nos estamos yendo, perfectina es la última en salir de la oficina. Nunca emplea malas palabras y siempre sabe todo de todo.
Perfectina cuestiona lo que los demás usan, cómo se visten, cómo tienen el pelo, qué perfume usan, qué hacen en el trabajo y fuera de la oficina, cómo educan a sus hijos y cómo tratan a sus parejas y siempre tiene algún consejo para dar, aunque nadie se lo pida.
Perfectina se rie mucho de los demás, pero no se rie porque le cause gracia lo que hacen, si no porque le gusta burlarse de la gente. De ella nadie puede burlarse, porque es perfectina.
Perfectina no tiene problemas de pareja ni de familia ni de trabajo, porque es perfectina. Lo triste de su vida es que perfectina no es feliz y no quiere que nadie lo sea.
Por eso no quiero que vuelva perfectina.

jueves, 27 de enero de 2011

La carta triste

No quiero hacer publicidad de una empresa privada, pero vivir la experiencia vale la pena. Hace unos 3 o 4 días mandé una carta de esas "plus", que te permiten seguir el recorrido hasta llegar a destino.
Ojo, no es que te calzas las zapatillas y vas atrás del camión que reparte correspondencia pueblo por pueblo, ni tampoco te subis a un colectivo, tren o avión para ver dónde está el bolso que contiene tu carta. La cosa es mucho más simple, te metes en una página de internet, digitas los números de la calco que te dieron con el ticket y magia!.. te dicen el estado en el que se encuentra tu carta.
La mía debe estar triste, porque en el cuadro de seguimiento figura "no registrada o archivada", lo que traduzco en "no nos importa si tu carta era urgente o importante, para nosotros es una carta más". Eso no sería grave, si no fuera porque pagué un servicio diferencial para poder hacer el seguimiento de mi carta triste.
Lo interesante de este sistema, es que al lado de la frase "no registrada o archivada" aparece otra leyenda que te pide que para MAYOR INFORMACIÓN te comuniques al teléfono xxxx.
Obviamente quiero saber dónde está mi carta triste, si ya llegó a destino o si anda escondida en algún depósito frío y oscuro, extrañándome. Entonces llamo y escucho que una grabación me pide que presione la opción deseada: "estado de su correspondencia, presione 1". Ahí voy yo y me dice que tengo una demora de 1 minuto en línea, algo que es totalmente falso. Pero como necesito obtener la información, espero tranquila. De repente la música de espera desaparece y aparece una chica que me dice su nombre y a quien le explico que quiero saber el paradero de mi carta triste. Me pide el número que figura en la carta y con la ansiedad al tope espero su información... "Señora, la carta está no registrada o archivada".
Buenísimo, ¿alguna otra novedad? ¿Vos me estás diciendo que me quedé esperando en línea para que me informes lo que ya sé? ¿Cuál es la gracia de ofrecer el valor agregado del llamado telefónico? Lo primero que dije cuando me atendieron fue "acabo de chequear en la página de internet......" y ¿vos me lees la página? ¿Te crees que no sé leer?
Y ahí es cuando aparece un pensamiento profundo y tomo nota del mismo para no olvidarlo; "Al pedo tienen 200 personas mirando lo mismo que yo, pero a ellas les pagan ¿Por qué no me pagan a mí que contrato un servicio de mierda, gasto plata, pierdo tiempo llamando y me dicen lo mismo que lo que yo veo sin cobrar sueldo????"

En fin, aunque no corresponda, agradezco la información que ya tengo y me voy con otra carta, a la oficina central de correos. Porque mi carta triste se despachó en un locutorio y no quiero otra carta perdida por el mundo y confío en que la oficina central sabe lo que tiene que hacer con mi carta. Así es que llego, espero que 5 personas sean atendidas (muchas de ellas pagan cuentas y no hay prioridad para el que quiere mandar una carta, total es un correo...) y me acerco con una sonrisa gigante al mostrador.
Es bastante obvio lo que voy a hacer, pero uno nunca sabe con quién se topa, así que aclaro "Hola, jiji, vengo a mandar esta carta". El chico que está del otro lado del mostrador toma mi sobre, se lo muestra a una chica que parece estar aprendiendo la profesión de "chico de caja del correo multifuncional" y luego me mira y me dice: "así no se puede mandar señora, tiene que respetar el tamaño del sobre". WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAT? Entonces hago desaparecer la sonrisa de mi cara y le respondo "¿Me estás cargando?" Me dice con cara de pocos amigos "no, este sobre es más grande y Ud. lo dobló, así es que no puedo mandarlo así. Tiene que conseguir un sobre del tamaño del contenido".
Nada bueno puede salir de mi boca a esta altura y han pasado 27 minutos desde que salí a cumplir mi misión de enviar una simple pero no menos importante carta. Le digo que son unos ridículos, que me venda un sobre, me dice que no tiene y otra vez, sin que lo merezca, me voy agradeciendo y puteando para que todo el público de la oficina me escuche.
Muy enojada voy caminando por la calle pensando en lo que me ha pasado y en la búsqueda de un sobre "del tamaño del contenido". Ok, entro a una librería y pido un sobre de "este" tamaño y con menos onda que flequillo de ponja, el chico que me atiende me dice "vendemos por paquete". Respuesta ideal para el humor que tengo en este momento. Entonces metete el paquete en el culo!
Finalmente doy con el tamaño del contenido y sé que no me va a quedar más remedio que poner mi nueva carta en manos de los que tienen secuestrada a la otra. Me duele, pero no tengo más tiempo y no pienso volver a ver al imbécil que no me quiso despachar la carta.
Más tranquila, entro al locutorio, entrego mi carta y pido servicio "plus" así al menos se encuentran entre ellas y no sufren tanto porque ambas van al sur. Pido ticket y pago.
Antes de irme, consulto "¿Cuánto tarda en llegar?" "Y... tarda un poco"... Ok, traducime tu "un poco", ¿Son 2 horas, 3 días, 1 semana o 4 meses? ¿Tengo cara de que entiendo tus códigos de "un poco"? ¿Porqué no la haces más simple y me lo decis en tiempo?
Evidentemente a todos les toma la entrevista de admisión la misma persona, porque son todos unos imbéciles.
Y yo acá, luego de pasar por todo esto, sé que mis cartas siguen tristes en algún depósito frío y oscuro. Las extraño chicas, las quiero!!!

Algunas cosas que odio

En general, son varias las cosas que odio, sobre todo recién levantada o justo antes de acostarme. Pero voy a tratar de ser escueta, no quiero que me tilden de "odiadora universal"...

Odio....

A las mujeres que inmediatamente después de darse cuenta que no hay asientos en el colectivo, se encorvan y ponen cara de lástima para que les des el asiento
A las mujeres que exigen un asiento por la propia condición de tales
Que me hablen en mi horario de almuerzo, mientras como y encima pretendan que responda
Que me hablen cuando recién me levanto
Que me hablen mientras desayuno
Que me hablen cuando estoy concentrada en algo
¿Que me hablen?....
Que me hagan preguntas estúpidas... está bien, aclaro: Estoy en la parada del colectivo, casi pegada al palo que indica la línea que allí se detiene y llega una persona que se pone delante mío y ante mi brutal cara de orto, pregunta; "estás esperando el colectivo?"... No señora, salí a tomar aire y me detuve a contemplar el poste...

Que me den verduras feas mezcladas con verduras lindas en la verduleria

Que me de cuenta de que me dieron verduras feas cuando llego a mi casa

Que no me anime a volver a la verdulería para cambiar las verduras feas

Que me rasguñen los pies cuando estoy nadando, lo que demuestra que me colgué y estoy yendo re lento

Encontrar cáscara de huevo en la comida (esto es lo que MÁS odio)

Olvidarme que hace rato dejé de tomar mate y cebarme un mate recontra frío

Que me halaguen para pedirme un favor

Que no me halaguen y encima me pidan un favor!

Las antiparras... y más si son asesinas

Los programas de noticias

Que llueva cuando dejé todo en el patio

Bueno, ya está bien por hoy. Ya estoy despierta, a seguir con el día.

miércoles, 26 de enero de 2011

El placer de andar en colectivo

Hoy estuve vaga y decidí no enfrentarme con las antiparras asesinas, porque llovió desde las 4 am a cántaros. Si llovieran cántaros sería más jodido porque romperían todo y no habría seguro que aguantara, no? Me estoy despertando y afloran los chistes malos, ya desayuné, estoy sola en la oficina en el medio de una paz inmensa y puedo dedicarme a lo que me gusta, escribir.
Así es que voy a contarte la experiencia hermosa de viajar en colectivo en hora pico, que es aplicable igualmente a subte y tren. En primer lugar debo aclarar que suelo tomar el subte en verano, porque me gusta caminar a la mañana con el sol y tomar aire. Así es que rara vez (cuando llueve) tomo el colectivo en la esquina de casa. Puedo viajar en 3 líneas de colectivos, que me dejan entre 1 y 3 cuadras de distancia de la oficina. Por eso me gusta “jugármela” por la línea que creo que va a llegar antes y con menos gente.
Obviamente siempre pierdo. Hoy, por ejemplo, vi la parada de una línea vacía y me paré primera, orgullosa, a esperar mi colectivo. Y vi desfilar en un solo cambio de semáforo 6 colectivos de otra línea que también me deja. Pero una tiene orgullo y lejos de sentirme mal,  me paré más erguida en señal de apoyo de mi decisión de esperar mi colectivo. Y pasaron 5 colectivos más de la otra línea, pero encontré excusas tales como: “tendría que caminar dos cuadras más con ese” o “el mío va a llegar vacío y tiene aire acondicionado”. No contenta con la provocación de esa línea, aparecieron 5 colectivos de la tercera línea que me deja cerca. No apareció 1, aparecieron 5!!!
¿Qué pasa??¿ Estaban todos en la esquina esperando a que yo me asentara en mi capricho??? ¿Ehhh?? Bueno, sí, veo que vienen 5 pero me la re banco. Y vienen dos más y empiezo a pensar en lo terca que soy, pero es muy temprano para hacer análisis y veo allá a lo lejos a mi colectivo y me digo “¿Viste? Yo tenía razón…”
Pasaron alrededor de 12 colectivos que me servían, pero bueno, una tiene sus cosas…
Así es que cuando llegó subí primera  a un colectivo llenísimo de gente. No me importó, soy chiquita y me acomodo. Y una vez ubicada cerca de la puerta de bajada y con un caño a punto de perforarme un pulmón, empecé a ver lo importante de tener algún tamaño en el cuerpo. Esto es, ser alto o ser morrudo o tener cabeza grande, algo! Yo no tengo nada de eso y entonces tengo que bancarme  que el alto me respire en la cabeza, que el morrudo me empuje, que el largo sea más escurridizo y llegue antes al lugar vacío y encima que todas las carteras se lleven un mechón de pelo sin pedir permiso. Debe haber muestras de mi pelo por todos lados. Y además, nunca falta la cara de culo de la gente que quiere bajar y para quien representas un obstáculo: “sí señora, disculpe, ya levito y la dejo pasar”. “Si me alcanza el caño que pusieron a dos metros del piso, me agarro para no caerme y muevo mi vientre hacia adentro para que Ud. me esquive y siga su camino desesperado al único asiento vacío”, “saque boleto nomás señor, que yo le tengo el brazo entre mi nariz y mi boca y no me muevo ni un milímetro para no quebrarme el tabique, para algo hago yoga”.
Finalmente y por suerte, tres cuadras antes de llegar a mi parada, el colectivero con el buen humor que lo caracteriza, grita “última parada, se bajan todos acá!”. Ahh bueno, dale, la próxima avísame y pago menos la concha de tu madre!  A esa altura ya perdí los estribos, sobre todo cuando veo cómo el colectivo sigue el recorrido normal y pasa por la parada en la que yo tenía que bajar.
Al final, prefiero enfrentarme con las antiparras asesinas…. Mañana viajo en subte y listo.

martes, 25 de enero de 2011

Socorro, me asfixio!!

Hace dos meses empecé a hacer pileta libre. Me asocié a un club y me obligué a levantarme todos los días a las 7 am para ir a nadar.
Me compré un bolso, una malla, la gorra la tenía y las antiparras me las prestó mi novio.
El primer día fue buenísimo; llegué, pedí un locker y dejé adentro toda la ropa, incluida la malla. El segundo fui más viva y saqué la malla pero dejé la llave del candado adentro del locker, es más seguro si ni siquiera yo lo puedo abrir, o no?
Lo que pasa es que son demasiadas las cosas que una no debe olvidarse, quizá si fuera hombre sería más fácil. Pero tengo que pensar en el shampoo, el acondicionador, el desodorante, el jabón (líquido es más práctico), la esponja, el perfume, la maquinita de afeitar por las dudas, los protectores diarios, la crema para el cuerpo, la crema para la cara y lo peor de todo, tengo que elegir qué me voy a poner la noche anterior y no voy a poder arrepentirme cuando esté en el gimnasio!
Se supone que antes de nadar debo ducharme, luego ponerme la malla y luego meterme a la pileta, pero son tantas las cosas en las que tengo que pensar a esa hora, que a veces alguna falla.
Lo que nunca falla es que cuando llego a la pileta, comienza mi asfixia y siento que voy a morir ahí parada, de malla entera apretada, gorra de goma blanca y ojotas fucsias, con la mirada puesta en el horizonte de la pileta.
Es que una vez que llego a la pileta y luego de dejar toalla y nécessaire en un estante, me acomodo la gorra de goma y, lentamente, me pongo las antiparras. Y es ahí cuando me siento morir, como si la antiparra me tapara las fosas nasales y se convirtiera en una mano gigante de un monstruo horrible de una película de terror!!! Por un momento me olvido que la antiparra me tapa sólo los ojos y peor aún, me olvido que tengo una boca por donde respirar!
Y comienzo a sentir que se me hincha la cara y que me pongo roja y espero a que alguien acuda en mi ayuda. Pero ¿quién me va a socorrer si están todos nadando? Y entonces escucho una voz que dice: por la nariz, se respira por la nariz!!! Y ahí respiro.  Es mi voz interior la que me ha salvado la vida. Y cada mañana se repite el ritual de la cuasi pérdida de una vida tan joven y atlética por culpa de unas antiparras asesinas…

La Tana Ferro

No solo mi familia, sino que también mis amigas sostienen que soy la Tana Ferro. La Tana Ferro es la protagonista femenina de “Un novio para mi mujer”. Creo que desde que me dijeron que era la Tana Ferro, he visto cientos de veces esa película.
Y no lo puedo creer, soy la Tana Ferro. Pero, ¿cómo no serlo cuando el mundo conspira para que así sea?.
Una situación que, para quien haya visto la película, es clara expresión de la conspiración a favor de la “Tana Ferro”.
Llego al trabajo, la noche anterior me peleé con mi novio por pavadas (él no quiere lavar los platos, yo no quiero que haga zapping, el no quiere irse a dormir, a mi me molesta el reflejo del televisor en la pared trasera de la cama, él cree que miento cuando digo que veo el reflejo del televisor con los ojos cerrados, yo le digo que lo veo y que no tengo forma de comprobarlo, pero lo veo, etc, etc, etc.)
Mis compañeras tienen hijos, algo que me deja en clara desventaja a la hora de conversar y que me hace infinitamente feliz porque NO CONVERSO a la mañana, por lo menos hasta que no esté completamente despierta y tenga algo interesante para decir.
Entonces una de ellas le pregunta a la otra: “Y ¿cómo está tu hija de la pancita?” Aclaro que la utilización de diminutivos cuando de niños se trata, no hace que las situaciones se vuelvan más conmovedoras ni más dulces.
Y la madre de la “criaturita” contesta: “Bien, mejor. Ahora hace la caquita en forma de bolita. Ayer era medio blanda, pero por suerte hoy es más durita”.
“Qué bueno, dale de comer arroz”
“Sí, porque estos días hacía agua y devolvía todo lo que se le daba”.
“Si, al mío le pasaba, no dormíamos en toda la noche porque iba a cada rato pobrecito. Se deshidrataba! Agua hacía…”
Mientras escucho todo esto, a las 9.20 am de un día cualquiera, intento tragar el sorbo de café y pienso “encima usa la palabra devolver, como si le hubieran estado dando ¿paquetes? a la nena”.
Y digo yo una cosa, ¿dónde quedó mi derecho a tomar un café sin tener que escuchar el tamaño y el color de la caca de una nena que no es mía?
Si yo no tengo hijos, ¿por qué tengo que tolerar las aventuras de los ajenos en el baño?”.
¿Cómo no ser la Tana Ferro cuando te pasan estas cosas? ¿También me quieren contar cuántas veces van por día, cómo les limpian el culo cuando dicen “ya está” desde el inodoro y cuanto dura el proceso de recuperación de gastroenteritis?
Lo único que yo quiero, es desayunar en paz!!!!

Allá lejos y hace tiempo... el arte de sacar una licencia de conducir en otro país

Hace 10 años me fui a vivir a Estados Unidos y pude tener contacto con esa gente hermosa que son los yankees. Este relato cuenta un día más en la casa en la que viví durante un año, el 25 de enero de 2003. ¡Qué bueno estar de vuelta!


Me levanté a las 7 de la mañana, harta del ruido de la cinta de mierda, porque mi jefa decidió empezar el año nuevo con la nueva “resolución” de hacer ejercicio. Entonces, como cada mañana, pone el televisor a todo lo que da y prende la maldita máquina de correr, cosa que no solo te rompe las pelotas por el ruido, sino porque además te recuerda que vos también tenes que empezar a mover las cachas. Te vas al baño, uyy Dios! qué carucha… y mientras recordas las cosas que tenes que hacer hoy, se te viene el “¿qué estará haciendo?” de Mario Pergolini, al recordar la fecha de hoy. 25 de Enero de 2003, mientras vos te dispones a abrir la ducha, en otro lugar del mundo y siendo dos horas más tarde, una ex amiga de hace 10 años debe estar con los pelos de punta, arreglándose la cara, mientras recibe llamados de las otras 8 o 9 víboras para preguntarle cómo se siente, porque hoy se casa. Y sí, ella se casa y vos vas a sacar tu licencia de conducir, en otro país, con otra vida. Que “big deal” sacar la licencia, acá es cosa de mandinga desde los 16 años. Ok, te despedís de los nenes, el padre calentó la “truck” hace media hora para que a pesar de los 10 grados bajo 0, la camioneta ande sin problemas. Salís, planeando parar en un Wendys a comprar un café para despertarte, pero el Wendys está cerrado; son casi las 8 am. Entonces, tomas el mapa y te dispones a manejar a la MVA, donde te darán la bendita licencia que venís esquivando desde que llegaste. Tomas la 32 East, que te lleva a la Interstate 95 North, que va a Baltimore, pero vos te quedas en esa por 10 millas para tomar la Exit 49A que te deja en la 495 West, que es la Belway, la gran temida por todos no solo por la cantidad de autos y Exits que tiene, sino por esa forma de espiral ascendente que parece que te lleva a la concha de la lora. Entre autos que pasan sin poner guiñe y camiones que te rozan a mil por hora, porque van a despachar mercaderías temprano, tomas la Exit 3B que te lleva a la 895 North, que te deja en la 2 South, donde después de una cuadra das una vuelta en U y llegas a la MVA. Ahhhh, respirá, llegaste. Haces una cola de 35 minutos después de completar un cuestionario sobre tu vida automovilística, que te trae a la memoria entre sonrisas la primera vez que sacaste una licencia, en el 94. Nada que ver, ahora sos mucho más viva, manejas en otro país, por 20000 rutas, a 20000 por hora cuando la máxima lo permite y distintos tipos de autos y camionetas, según la ocasión y disponibilidad. Te toca el turno de presentar la documentación, todo en orden, hasta sangre te piden por poco los hijos de puta! Y llegas a la fila de chequeo de vision, mmmmm, esperas zafar con esa. Mientras hacías cola junto a árabes, chinos, pendejas de 16 recién cumplidos, aparecieron empleados de MVA preguntando distintas cosas y direccionando a la gente y como no entendías un pito, te cambiaste equivocadamente de cola 50 veces. Ahí está, viene la mina que pregunta quién no dio el escrito. Vas con aires de PIOLA, elegís dar el escrito en papel, choice, rápido y simple y te sentas a leer. Cuando llegaste acá, lo primero que te dieron fue el manual para aprender las reglas de tránsito. Pero como buena Argentina, conseguiste una copia del examen que tomaban y te lo aprendiste de memoria. Ohhhh, sorpresa!!! Los yankees son más vivos que vos y te cambiaron el examen. Entonces, qué pasa????? No sabes una mierda y vas a tener que adivinar las respuestas. Obvio que no pediste el examen en castellano, porque vos SOS PIOLA y aunque no entiendas una mierda el ingles de las preguntas, lo vas a pasar. En fin, entregas el examen y mientras te caen las gotas, observas como -en cámara lenta- la negra que te atendió te pone una F grande como una casa, en rojo!!!! REPROBASTE HIJA DE PUTA!!! Y el cuerpo tiene memoria, porque ¿te acordás que para pasar un examen hay que estudiar?? Bueno, como diría mamá: “jodete!” Bien hecho, salí canchera como entraste y anda a decirles a tus jefes que te reprobaron, pero no les pongas las excusas que aparecieron en tu cabeza 2 segundos antes de reprobar:

1)era re difícil
2)no estaba eso en el manual
3)no se cuanto son 200 feet
4)no me lo quisieron dar en castellano
5)me trabé, me olvidé de todo.

Nooooooooooooooooooo, enfrenta la realidad, no estudiaste y pensabas pasar habiendo leído el puto manual el 20 de agosto de 2002!!!
Ahora anda a tu casa y en lugar de mirar tele y canalizar con la comida-porque estas a dieta!-, agarra el puto manual y comételo!!! Y el sábado que viene, volve, pasa el escrito y prepara el culo porque el estacionamiento entre dos autos, no lo vas a pasar!!!!!.

Con la llegada del verano, nunca faltan las cremas mágicas!

Y yo no voy a ser menos que el resto de las mujeres. Así es que, por sugerencia de una queridísima amiga, encargué una crema anti celulitis en una farmacia y luego de probarla, le agradecí a mi amiga el gesto de haberla recomendado. Aquí el agradecimiento:

Esta mañana, muy dormida pero esperanzada y luego de ducharme como hago a diario, decidí ponerme el preparado que retiré ayer. Leí la etiqueta, que versaba mentol, centella asiática y la mar en coche. Tome porciones pequeñas con mis deditos frágiles y procedí a colocármela; primero en la pantorrilla y luego en los gluteos/nalgas.
Luego de terminar con el proceso comencé a sentir el frio que se siente en estas ocasiones, pero la sensación fue acrecentándose con el correr de los SEGUNDOS. Al principio no sabía cómo reaccionar, si morir de alegría en el piso del baño (mientras mi novio desconocía totalmente la situación y dormía plácidamente en el cuarto de al lado) pensando en lo bueno que es el producto o si llamar al trabajo para avisar que no iba a poder acercarme debido al frío intenso por el que estaba pasando.
Se zarparon en mentol, soy una halls fuerte intentando dar un paso a la vez! Ello me recordó que, cuando tenía escasos 17 años y un trastorno muy importante con mi cuerpo, con la autorización de mis padres (qué locos estábamos) fue a ver a una esteticista ¿? que realizaba un tratamiento con gel y vendas frías. Lo hacía una vez por semana y no sabes cómo me cagaba de frío durante los 40 minutos que estaba tirada en la camilla.
Pues bien, son las 9.20 y hace más de una hora que sufro el frío en mis piernas. Incluso, al aplicarme el preparado, mis muñecas rozaron la crema y cuando me puse perfume temí por mi vida, porque las muñecas estaban tan congeladas como mis piernas.
Si el frío que siento es directamente proporcional a las bondades del preparado, me cagaré de frío durante todo el verano para tener las piernas de Dolores Barreiro. Pero, te confieso que siento como si mis piernas fueran caños (no por lo flacas, claro está) y el preparado fuera un corrosivo que las está pelando de a poco, hasta llegar al hueso. Hay que ser bien guapo para sentarse en el inodoro! Prefiero aguantarme las ganas de hacer pis, a sentir el fuego en mis piernecitas.
Supongo que para la semana que viene ya me daré cuenta si vale la pena y tendré que pedir una tonelada de potes o desistiré y me quedaré en mi metro y pico retacón.
De todas maneras, no podía dejar de compartir esta experiencia "ushuaística" contigo y estoy abierta a leer tu experiencia en este magnífico nuevo mundo de la belleza femenina.
PD: El olor a mentol es más fuerte que mi perfume, me sube desde las piernas hasta la naríz. Pero, si alguien pregunta "¿qué es ese olor?" diré que no siento nada... No vaya a ser cosa que esto funcione y yo esté revelando el secreto de las piernas perfectas.